Y por más fuerte que sea, se puede evitar

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El enfurecido alado atacó nuevamente abriendo su hocico y mostrando sus colmillos, pero Coco lo desvió con un golpe de la espada, el alado continuó con un azote de su cola, pero también fue desviada, la bestia se deslizaba ágilmente alrededor, pero ninguno de sus golpes atinaba, las chispas explotaban entre la espada y la piel del monstruo, el sol calentaba la determinación de ambos mientras el suelo rugía cual choque de gigantes, ¿Quién sería capaz de adivinar que un pequeño niño pudiera hacerle frente a un coloso?, "¡JAJAJAJA! " resonaba su carcajada mientras desviaba cada golpe de su oponente.

—¡Es una espada mágica! —le gritaba—. ¡No puedes ganarme!

—¡Fushhhgriiiiidaahhhh! —rugía el monstruo—. ¡Illmiiioooorrrhhhhh!

Coco le miró con cara de "¿Qué?", y por la distracción recibió un coletazo en el costado que lo mando a volar lejos, el alado fue tras él y le puso la garra encima para evitar que se escapara, el adolorido rostro de Coco se reflejaba en los azules colmillos de la bestia, intentó soltarse pero le fue imposible, ahora el alado lo tenía donde lo quería, el ensordecedor ruido del alado inspirando anunciaba su último ataque, Coco observaba su reflejo en silencio, ¿Qué tanto pensaba? ¿Acaso estaba tan asustado como para actuar? ¿Asumía su destino? ¿Pensaba que...?

—¡Ajá! —gritó el niño.

Y el alado levantó su pata debido a que sintió un agudo pinchazo, ahora tenía una profunda herida hecha por la espada de Coco, rugió y a la vez exhaló una tormenta que rodeó el frío valle, las nubes oscuras y rayería giraban en torno al valle, pero al mirar el suelo nuevamente, ya el pequeño había desaparecido.

Lo buscó por todos lados, tras la cabaña, bajo sus demás patas y cola, ¡pero desapareció sin dejar rastro! O eso parecía, porque realmente estaba escondido bajo la nieve, seguía en el mismo lugar que el alado lo atrapó, pensando en un plan.

La nieve no le dejó pensar con claridad y empezaba a congelarse así que no tuvo más opción que salir de su escondite, empuñó la espada con fuerza; confiaba en ella, y encaró al frío coloso por última vez, el cual lo miraba con desdén.

Como ya era de costumbre, corrió hacia el monstruo, levantando la espada por todo lo alto, su oponente también corrió hacia él sobre 5 patas, mostrando los dientes y preparando su mortal aliento. Antes de atinar el golpe decisivo, despertó el verdadero poder de la espada, un haz de luz salió desde la empuñadura hasta chocar con la tormenta que rodeaba el valle, y cuando Coco asestó su gran golpe, partió la tormenta en dos y con ella; el ojo del alado.

Las nubes se disiparon, y los truenos cesaron, el vil rey del hielo había sido derrotado, agachado sobre la nieve, rugía a un ser diminuto, su fiero ojo ahora marcado con una cicatriz negra rodeada por pelaje chamuscado. Sin embargo, no se iría sin antes seguir dando batalla, caminó lentamente alrededor del héroe, buscando algún punto ciego pero cada vez que intentaba atacar por la espalda, solo recibía un espadazo en contra.

El monstruo hundió profundamente una garra en la nieve y lanzó un golpe con su cola que fue desviado por la espada, ese era su plan, aprovechó que el héroe se defendió del golpe para lanzarle un puñado de nieve al rostro y cegarlo por unos segundos, el alado no desperdició la oportunidad y corrió hacia él jadeando ansioso y desesperado, pero algo le empujó por el costado, había sido lo suficientemente fuerte para desviarlo y pasara rozando la tela del héroe por unos centímetros.

—¡Babi! —gritó el héroe emocionado.

—¡Uuhhh!

Ahí estaba Babisna, salvándole de nuevo a pesar de sus heridas y moretones, pero la emoción duró poco ya que Babisna recibió un fuerte coletazo que nuevamente la mandó a volar lejos, el héroe fue corriendo hacia ella, mientras el alado observaba malicioso desde la distancia.

El viaje de Coco y BabisnaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora