Nacido del hielo

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Del pico más alto en una montaña, la nieve dio vida a un huevo azul claro, dentro crecía una criatura que será temida por civilizaciones y enemiga del fuego eterno. Como nació de la nieve, necesitó frío para incubarse, una pequeña brisa caliente podía provocar su muerte, al estar cubierta por completo del frío invierno sobrevivió, una serpiente celeste rompió el cascarón y se deslizó fuera del nido. Creció cientos de metros de alto y se refugió entre 4 montañas, el lugar llamado "Hielo negro" nombrado por un pueblo cercano al lugar que, una vez atacado por la bestia, no quedó ni alma en pena. El rumor del monstruo y un supuesto tesoro se comenzó a rumorear entre viajeros y exploradores, llegando a pueblos lejanos y héroes capaces.

La bestia observaba como estos avariciosos, tan rápido como llegaban, huían al verlo, morían por el abrumante frío, o si eran muy valientes para enfrentar a la bestia, sufrían un agonizante congelamiento al ser abrazados por su aliento. Un viejo ermitaño se acercó al coloso y le habló, por alguna extraña razón, la bestia no lo atacó ni lo convirtió en hielo con su aliento, solo escuchó.

"Dentro de mil años, el grito de guerra del héroe acabará con tu eterno descanso, y llegará el momento ansiado por ambos, cuando se encuentren cara a cara en el territorio lejano, las condiciones le serán adversas al héroe, la batalla final iniciará 
y el ojo del perdedor se desgarrará."

La bestia fijó su mirada en el anciano, sabía que no era capaz de mentir.

Por un tiempo siguió atacando exploradores y héroes que se atrevían a enfrentarlo, hasta que un día el aburrimiento lo durmió, y la nieve lo cobijó con su frío tacto. Los héroes creyeron que la bestia murió o escapó a otro lugar, y aprovecharon para darse méritos de haberla derrotado en batalla.

Mil años después, cubierta por hielo y nieve, despierta la montaña, se agita ferozmente para quitarse la gruesa capa helada que lo cubrió durante su letargo, durmió por siglos, esperando tan día proclamado por el anciano. Furioso comenzó a escupir frío por su boca, la escarcha se deslizaba entre sus colmillos y el granizo que lanzó al cielo provocó una gran nevada en el territorio. El gigante se posó sobre sus 6 patas que se hundían en la nieve, a lo lejos escuchó un grito y se puso en marcha hacia el campo de batalla. Cruzó mares y tierras, la bestia no tenía alas para volar así que caminó hasta llegar. Se encontró cara a cara con el héroe y la batalla fue tan legendaria que el suelo retumbó cual tambores de guerra, la bestia lanzaba el aliento más frío que jamás había hecho, cuando el primer destello del sol se asomó entre las montañas, la bestia dio su último aliento, el héroe se había alzado con la victoria.

El viaje de Coco y BabisnaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora