Chapter Five

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Dos semanas eran las que habían pasado, dos semanas en las que ambos seguían viendose una y otra vez.

Esperando al día siguiente para poder volver a reencontrarse, pues solo así podrían verse ya que ninguno daba el paso como para invitar al otro a salir.

Viktor y Greco se preguntaban la razón de que su jefe aun llegando temprano quería ir por los cafés, él detestaba hacer semejante cosa o a menos hasta ahora.

Pero claro esta que no se oponian ante tal milagro pues al volver Jack se encontraba más feliz que nunca y eso no se veía todos los días por Comisaria, al menos no desde que conoció  a Gustabo.

El humor de ambos había cambiado inconscientemente a mejor, Gustabo despertaba mucho más animado de lo común, algo que él agradecía pues hace mucho que no se sentía asi.

Jack encambio despertaba ansioso por llegar a la cafetería y poder verlo, ya no repartía porrazos como saludo a sus agentes cosa que agradecían.

Pero ese día todo iba a cambiar, un giro en su vida se acercaba.


Hoy era el día, hoy Jack Conway se había dispuesto a pedirle salir a Gustabo. Apesar de haber intercambiado escasas palabras debido al trabajo del rubio y al suyo, esas palabras eran más ue suficientes como para querer conocer más a fondo a ese chico.

Todo tendría que salir perfecto, no quería robarle mucho tiempo al chico por lo que trataría de ser breve y de no trabarse tanto al hablar.

Pero claro, es muy fácil decirlo pero muy diferente hacerlo. Si no me crees puedes preguntarselo al mismo Jack Conway, el que se encontraba frente al espejo de su baño repitiendo las palabras que le diría a Gustabo.

No quería cagarla y que se llevara una mala impresión de él, al fin y al cabo era el mismisimo Superintendente, quedaría en ridículo.

Se puso su mejor traje, arreglo su cabello azabache con un poco de gomina y se puso su perfume favorito.

Agarro sus gafas negras y sus llaves de su deportivo rosa para poder dirigirse a la cafetería, no pensaba pasar por comisaria primero, no hoy, no permitiría que le jodieran su humor ni el día.


Por otro lado, tenemos a Gustabo, nuestro querido Gustabo estaba nervioso.

¿Por qué? Su razón tenía nombre y apellido.

Jack Conway.

Hoy sería el día en el que Gustabo después de días le pediría salir a dar una vuelta después del trabajo.

Por fin se había armado de valor para poder dirigirle más de 5 palabras en menos de 1 minuto a aquel hombre, por fin se armaría de valor para poder estar con él más de 5 minutos sin ponerse nervioso.

Se dispuso a coger la ropa que había dejado planchado el día anterior, una linda camisa blanca holgada y unos pantalones color crema acompañados de una zapatillas blancas.

Peino su pelo con sus dedos dejando que algunos mechones pequeños cayeran en su cara, haciendole ver realmente bien. Se perfumo para salir de su casa e ir directo al garaje de su edificoi a sacer su vehículo.

Hoy todo cambiaría, y de eso estaban seguros ambos.


Algo nervioso abrió las puertas de su cafetería antes de tiempo. Se encargo de limpiar las mesas, cubertería, espejos y ventanales, acomodo las sillas en sus respectivos lugares para poner un suave ambientador de vainilla que combinaba a la perfección con el olor del café recien hecho.

Todo tenía que salir perfecto, se repetía una y otra vez Gustabo. De un lado a otro se movía por su cafetería hasta que el sonido del timbre de la puerta anunciendo la llegada de un cliente le hizo volver a la realidad y girarse.

Y fue ahí cuando lo vió, ahí estaba él. Sonriendole mientras se quitaba las gafas para poder verle a los ojos.

Esos ojos que el azabache amaba con todo su ser. 

Una corriente eléctrica recorrió sus espaldas cuando sus ojos conectaron, creando una magia única y una conección nunca vista.

Ese momento fue magico, uno de los tantos que les esperan.

Timidamente Jack le saludo con la cabeza mientras seguía sonriendole.

-Buenos días Jack, ¿lo de siempre?-pregunto sonriente el rubio mientras se colocaba detras del mostrador.

-Si, lo de siempre.

-Bien, sientate y te lo llevare a tu mesa.

Tras esas palabras Jack se dirigió hasta su mesa, espero su pedido mientras miraba los coches pasar por el ventanal mientras se mentalizaba para la conversación que tendría con el rubio.

Fue entonces cuando una voz lo saco de su transe y lo volvió a la realidad, chocando con su ojos azules.

-Aquí tienes, disfrutalo.-dejo los cafés sobre la mesa.

-Muchas gracias.-agradeció con una mirada sincera.

El rubio estaba apunto de irse cuando se armó de valor.

Estaba apunto de irse y Jack no pudo decirle nada pero decidió afrontar la situación-

-Jack...

-Gustabo...-dijeron al unísono ambos soltando una pequeña risa al darse cuenta.

-Perdona, ¿dime que querías decirme?

-No, no te preocupes parece que tú también querias decirme algo.

-Insisto, tú eres mi cliente así que bueno.-rió levemente el rubio.

-Esta bien, verás m preguntaba si cuando cerraras la cafetería y yo termine mi turno te gustaría no se, ir a dar una vuelta o algo.-hablo en azabache rascandose la nuca levemente por los nervios.

-Si, claro por supuesto. Es más te iba a preguntar lo mismo, que casualidad supongo.-sonrió nerviosamente.

-Tal vez, ¿A que hora cierras la cafetería?

-A las 21:00pm.

-Genial, yo termino mi turno a la misma hora, si quieres paso a buscarte.

-Por mi perfecto.

-Bien entonces nos vemos esta noche Gustabo.-sonrió levemente.

-Nos vemos esta noche Jack.-le devolvió una sutil sonrisa para irse y atender a los clientes que empezaban a llegar.


Ese día sería tal vez el comienzo de algo hermoso.


08/10/2021

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Cafetería ; IntenaboDonde viven las historias. Descúbrelo ahora