𝚂𝙴𝙸𝚂. 𝐮𝐧 𝐜𝐨𝐧𝐭𝐫𝐚𝐭𝐨 𝐜𝐨𝐧 𝐦𝐮𝐜𝐡𝐚𝐬 𝐥𝐞𝐭𝐫𝐚𝐬 𝐩𝐞𝐪𝐮𝐞𝐧𝐚𝐬

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—Ahí estas, tarde, como siempre— Ay no...

Esa voz no podía ser otra más que la de mi peor pesadilla, Edgardo Díaz, quien se encontraba parado en las escaleras del lobby, con una mano en la cintura mientras que en la otra sostenía varias hojas unidas con un pequeño clip

—Los estaba buscando, veo que ya se conocieron. Robert al estudio inmediatamente, Beth, acompáñame por favor— dijo haciendo una mueca de incomodidad

—Fue un placer Beth... cuídate— dijo, sabiendo por de más las mañas de su querido manager, estirándome la mano con la intención de recibir un apretón de manos de mi parte

—Me extrañó que el hombre viniera a hablarme y por si fuera poco, averiguo y memorizo mi nombre. Con miedo, seguí sus instrucciones hasta llegar a la última oficina del edificio, su oficina.
Abrió la puerta con una llave plateada de entre tantas otras y cuando entramos al despacho me ofreció un vaso de agua, el cual no acepté, por obvias razones, nos sentamos,  y él comenzó a hablar primero—

—Beth, ese es tu nombre ¿cierto?— dijo sin dejarme tiempo para responder— Rubén ha mencionado mucho tu nombre los últimos días, por eso lo memoricé

—Solo asentí, sin más

Voy a hablarte sin rodeos— discretamente puso una hoja sobre la mesa acompañándolo con un bolígrafo— Rubén me ha dicho que te encanta diseñar ropa y que estás muy interesada en entrar al mundo de la moda, quiero contratarte para vestir a los chicos y diseñar algunas prendas para el grupo, trabajarías juntos a Joselo, serías su mano derecha... ¿que dices?— dijo acercando lo que ahora entendía que era un contrato para mi

—Yoo, puedo pensarlo?, tengo que hablarlo con mi padre... y, medir mis tiempos

—Eso pensé, tienes 1 semana como fecha límite, gracias por su tiempo señorita Beth— estiró su mano y no tuve de otra que aceptar el apretón de manos

—Gracias— dije de los nervios que me carcomían y salí en una caminata rápida en dirección al estudio, en donde estaban todos los chicos ensayando las coreografías nuevas

—y 1, 2, 4, 6 vamos chicos, ahora hagámoslo con más energía— se escuchaba la voz de Joselo dentro del salón de ensayos, por lo cual decidí esperar a Rubén afuera, me senté en uno de los bancos que había y esperé

—Bueno chicos, eso es todo por hoy, nos vemos mañana a las 9 am, coman algo y descansen— Los pasos desenfrenados de los chicos saliendo del cuarto me pusieron atenta e intentaba buscar a Rubén con la mirada, pero jamás lo encontré, así que decidí preguntar

—Rawy, Rawy ¿sabes dónde está Rubén?— dije un poco preocupada

—¿No te dijo?, se sintió mal y lo tuvieron que llevar a su casa— dijo tomándole un sorbo a su agua— no es nada grave pero si lo suficiente para tumbarlo en cama

—Dios— solté un quejido— Se suponía que el me iría a dejar a mi casa pero—

—El chofer puede llevarte, claro, si quieres— La voz del castaño de pelo largo fue mi salvación

—No quería molestar pero cada vez se hacía más tarde y mi padre me iba a matar—

—Si no es inconveniente, por mi está bien— dije mientras bajaba las escaleras con un chico de cada lado

ᵃ ᵘⁿ ᵐⁱⁿᵘᵗᵒ ᵈᵉ ᵗⁱ×𝘳𝘰𝘣𝘦𝘳𝘵 𝘢𝘷𝘦𝘭𝘭𝘢𝘯𝘦𝘵𖥻🧺゙ָ✧Donde viven las historias. Descúbrelo ahora