𝚂𝙸𝙴𝚃𝙴. 𝐭𝐮, 𝐞𝐥𝐥𝐚 𝐲 𝐲𝐨

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Viernes 8 de Agosto de 1990

Y el tercero, mi favorito y por lo tanto, el más importante: No puedes tener ningún tipo de relación amorosa con ninguno de los chicos, ¿quedo claro?

En ese momento en todo lo que pensaba era en el sueño de trabajar con menudo... pero nunca imaginé que esa última regla iba a traerme tantos problemas.

-Acepto— finalmente firme en el espacio que antes estaba en blanco, dejando mi firma como sello de una promesa, una promesa hecha pero no pensada tan bien como para cumplirla.

Rápidamente salí de la oficina sin mirar atrás, solo mirando hacia abajo, cuando una dulce vocecita me hizo levantar la mirada.

-Hola— dijo temeroso— Me preguntaba si lo de la cita seguía en pie— solo me podía concentrar en sus manos jugando con sus anillos y su intento de atarse el cabello en una perfecta coleta baja.

-Si. Digo, otro día porque tenemos que ir a ver a Rub, ¿recuerdas?— rápidamente fui por las galletas que había horneado unas horas antes.

-Que tonto, por poco se me olvida— soltó una leve carcajada pícara— Dígame bella damisela ¿quiere subirse en el auto para acompañarme a ver a Rubén el mocoso?

-Sería una honor caballero— sin quitar la sonrisa que robert ya había pintado en mi rostro, subimos al auto y el camino se hizo muy corto, a pesar de que la casa de Rubén quedaba algo lejos, los minutos pasaban como si jamás hubiera deseado que el tiempo se detuviera ahí, en su sonrisa y sus chistes absurdamente divertidos, pero sabía que tenía que disfrutar lo más posible a su lado, como si me estuvieran arrebatando el tiempo, ya que no se cuando la vida me quitaría lo que más estaría queriendo hasta ahora, en toda mi vida.

-Beth, ¿puedo preguntarte algo y no te enojas?— dijo haciendo un puchero.

-Robert, ¿podemos antes hacer un trato?— él solo asintió con los ojos abiertos como platos— Prométeme que jamás me vas a decir ni una sola mentira, yo te prometo fielmente que jamás te dire una mentira, son horrendas y las detesto.

-¿Lo prometes por la garrita?— puso su pulgar enfrente de mi en señal de promesa.

-Con la garrita— uni mi pulgar con el suyo fijando la promesa, habían sido muchas promesas por hoy, promesas que hice sin saber si podría cumplir— Ahora si, pregúntame lo que quieras— le regale una cálida sonrisa.

-¿Estas... estas saliendo con alguien ahora?— lentamente bajo su mirada.

-No, realmente solo tengo una cita pendiente contigo— dije levantando su mentón con mi mano, cuando robert la tomo y entrelazamos nuestros dedos, la escena era como una de esas películas antiguas que me encantaba ver.

Sin darnos cuenta, habíamos llegado a la casa de Rub unos minutos antes, por lo que el conductor interrumpió nuestra escena romántica de los 20s.
Bajamos y Robert me ayudo a cargar la charola de galletas con forma de corazón y jalea, tocamos el timbre y nos atendió la mamá de Ruben, alegrándose mucho porque su hijo tenía visitas.

-Rubén, baja, vino Beth y Robert— Me extrañó que la señora se supiera mi nombre de memoria... supongo que Rubén le habría comentado algo sobre mi, pero en ese momento no le di importancia.

Rápidamente el chico bajo viéndose adorable, vistiendo una playera larga con un short hasta por debajo de las rodillas. Después de saludar y agradecernos la visita, fuimos al patio a comer galletas y escuchar música, ya que el chico se sentía mejor y al siguiente día podría regresar a sus actividades diarias.

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⏰ Última actualización: Sep 25, 2021 ⏰

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