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No tardé en volver a despertar.

Por un momento estaba confusa, no entendía que estaba pasando y por qué me había desmayado, pero nada más ver la cara fina y el pelo rubio del amigo de Hugo, todo volvió a mí como un huracán y quise volver a ver solo negro, para no tener que volver a lidiar con todo lo ocurrido.

Después de estar un rato asegurándose de que estuviese bien, me preguntó que si quería acompañarle al hospital. Mi estómago se revolvió. Si daba un paso... vomitaba. Vomitaba o volvía a caerme al suelo.

No... no podía. No quería aceptar la realidad de la situación. Esto se había clavado en lo más profundo de mí y no podía aceptarlo.

Negué la oferta. Le dije que me quedaba en casa.

Me miró perpleja. ¿Qué supuesta novia no corre a ver si su supuesto novio está bien? Pues la supuesta novia a la que le han pisoteado el corazón en todas las formas posibles anoche.

Si a Hugo le ocurre algo grave... quiero ser la primera en saberlo. Soy la primera en ir para allá. Pero ahora que no sé nada... prefiero seguir en la ignorancia un rato más. Porque no creo que pueda sobrellevar otra mala noticia.

Escribí a mi hermana para matar el tiempo y fui a correos a enviársela. Después... simplemente existí. Me tumbé en la cama y creo que no hice más.

Leí un poco y lloré.

Nada más.



Me llamaron al siguiente día. Habían tenido que hacerle una limpieza completa a Hugo, para eliminar todas las sustancias tóxicas en el cuerpo. Había sido exhaustivo, pero parecía que se estaba recuperando lentamente, pero recuperándose bien. Eso sí, los médicos informaron que no creerían que el cuerpo de Hugo pudiese soportar otra vez una sobredosis o ingerir cualquier tipo de droga en exceso.

Creo que pude respirar por fin.

Pero no fui al hospital al día siguiente, a verle.

Ni al día siguiente tampoco.



Me aislé. No respondí a ninguna llamada, y no salí corriendo a su busca cuando mi tía me informó que se había cruzado con Hugo y su amigo, cuando volvían del hospital.

No salí de mi habitación porque no quería saber nada más. Hugo estaba bien. Perfecto. No pedía más; pero yo estaba... sin fuerzas. Estaba intentando no romperme, y todo empeoraría si le viese. Aún no estaba preparada.

Pasó otro día más hasta que salí de casa a dar una vuelta. Suspiré cuando miré el cielo. Yo tenía razón, iba a venir una gran tormenta a la costa, y me pregunté cuando iba a empezar a llover. No había cogido paraguas y yo estaba dispuesta a darme un gran paseo para aclarar mi mente.

Odié cada minuto en el que mi teléfono sonaba, porque sabía que era él. Seguramente se preguntaría dónde narices me había mentido. Si tiene suficientes luces habrá podido adivinar que no tengo ninguna intención de verle por ahora.

Han pasado muchas cosas que me he estado teniendo que tragar yo solita. Se dijeron cosas que me dañaron mucho y lo que ha ocurrido ha sido también un mal sueño para mí. Todo el mundo toma las decisiones que quiera, están en todo su derecho, pero... pero los demás también tenemos que soportar las consecuencias de estas. Y cada uno está tanto en su propio mundo que no se paran a pensar que yo también estoy rota, y que tengo un límite. Y si trago más exploto.

Y no quiero hacerlo.

Camino sin rumbo a ninguna parte en específico. Me gustaría haber cogido una chaqueta para salir, porque hace bastante fresco y el cielo cada vez se está poniendo más oscuro. Creo que puedo oír algún trueno retumbando en la lejanía.

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⏰ Última actualización: Sep 25, 2021 ⏰

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