Capitulo 17
Jay se tuvo que tomar un par de tilas para calmar las emociones que tenía dentro. Creía que eso lo hacía el efecto de la granada, o alguna de esas mierdas. Pero en el fondo sabía que no era así. '¿Milena no estaba muerta? ¿Qué hacía allí?'
Dejó que el agua caliente le recorriera el cuerpo, quitándole los restos de sangre que tenía. Salió de la ducha y pasó una mano por el empañado espejo. Observó su cuerpo, grande y fuerte... ahora adornado por decenas de cortes. Suspiró y se frotó con fuerza el pelo con la toalla. ¿Por qué no había salido corriendo detrás de Milena en cuanto la había visto? Durante casi tres jodidos años había pensado que ella estaba muerta, y ahora... ahora que había conocido a ________, que sabía que Jasmine era su hermana mayor y que ellas habían tenido mucho que ver con Alexander Donovan... volvía a aparecer. ¿Por qué?
Se metió dentro del albornoz, cubriéndole el dolorido cuerpo. Salió de allí. Los ronquidos, delataron que Siva, impedido, ya estaba durmiendo. Con la dura piel que tenía su compañero, y la masa de puro musculo que tenía en los brazos, le había costado un poco cerrarle la brecha del brazo.
Supuso que _______ también estaría durmiendo. Había tenido un duro día, y las copas de más se le habían bajado de golpe con el mar de sustos y altibajos que habían tenido aquella tarde.
Se dirigió hacia su habitación.
- ¿Qué haces? - dijo, mirando a _______ que estaba sentada en su cama, mirando no se qué. Jay se enfadó cuando vio lo que era.
- ¿Es esa Milena? - dijo mirando el retrato de esa chica que Jay tenía guardado en uno de los cajones de la mesita de noche.
Se lo arrebató de las manos.
- No puedes entrar aquí sin mi permiso. - Dijo Jay-. Mi habitación... es mi intimidad, joder.
__________ pudo ver de nuevo aquella persona fría que había conocido en un principio. Se dio una bofetada mental a sí misma, por estúpida, por imbécil, por haber pensado... que Jay podría sentir algo más por ella que buscar simple satisfacción o... o tan solo un caso más de trabajo. Pero ahora veía lo tonta que había sido. Caer de nuevo... no era ninguna novedad para ella.
- Lo siento... - murmuró, apretando los labios para intentar no llorar. Se dirigió a la puerta, deseando que Jay la detuviera.
- __________... - Ella se giró, sonriendo, al escuchar su voz, llamándola de nuevo. Llenando su corazón de alguna pequeña esperanza.
- ¿Sí? - Dijo sin dejar de mirarlo. Pero él... él la miraba serio.
- Ahora que todo ha terminado, podrás irte ya a tu casa... - se sentó en su cama, guardando la foto de Milena de nuevo en su mesita de noche-. ¿No es lo que querías? Mira... al fin y al cabo no ha durado mucho más de dos semanas. Ya podrás volver a tu vida normal. Mañana por la mañana te ayudaré a que recojas todo y te llevaré a tu apartamento de nuevo.
A __________ se le encogió el corazón al escuchar todo lo que él le dijo. Solo se le escapó un ahogado 'De acuerdo' de la boca. Se fue, ágilmente, hasta su habitación. Y allí... ya no pudo contener más las lágrimas.
Jay no podía dormir. Se había pasado con ________. Estaba confuso, furioso por todo... pero no con ella. Ella era lo único que se salvaba, era lo que le había hecho reír, lo que le había traído alegría... lo que había acaparado su atención durante esas dos escasas semanas. Y ¿Ahora? ¿Ahora la tenía que devolver a la ciudad, a donde pertenecía? ¿Para qué? ¿Para que los dos siguieran como si nada? ¿Para olvidarse de todo? ¿Para negar que no hubiera pasado nada? ¿Para... para seguir fingiendo que no se había enamorado? ¿Qué si dejaba ir a _______, el recuerdo le carcomería para el resto de su vida? El recuerdo de Milena... ¡Por qué no fuiste detrás de ella! ¡LA AMAS!
- Jay... - la temblorosa voz de __________ sonó, mientras su silueta se dibujaba con la tenue luz del pasillo. La vio apoyada en el marco de la puerta de su habitación-. ¿Estás... durmiendo? - supo que estaba llorando.
Se le encogió el corazón. Todo aquello era por culpa suya.
- No... - dijo quedándose sentado en el pie de la cama -. No puedo dormir.
- Yo... tampoco. - Dijo ella frotándose los ojos para enjugar las lágrimas.
- ¿Por qué lloras? - Le preguntó Jay ladeando la cabeza y levantándose.
- Porque estoy hasta las narices de tener que esconder siempre lo que siento. - Lo miró fijamente. Una mirada que dejó cautivado a Jay, que le llegó al corazón aún más-. Porque estoy harta de escapar, de ser siempre la que pierde... de ser siempre a la pobrecita a la que le rompen el corazón, la que no tiene tiempo de decir... de decir que está enamorada. A la que no la quiere nadie, porque tiene una imagen distinta, que luego resulta inocente... - Se acercó a Jay con los ojos aguados. Él la seguía mirando-. Porque soy una completa inútil... a la que creía que tú amabas... - Jay pudo ver el destello de las lágrimas. Le entraron ganas de abrazarla fuerte. Para que nunca marchara. Para hacerle el amor allí mismo, demostrarle que era exactamente lo que sentía-... Pero ya veo... que lo único que quieres es terminar con tu misión... que me vaya, y que tanto tú como yo, nos olvidemos de todo lo sucedido. Pero ¿sabes? Yo no podré. Tú has pasado a formar parte de mí. - Se quedó esperando, un segundo, que se hizo completamente eterno. Pero Jay, no supo que contestar. _______ suspiró-. Lo dicho, siempre la cago... olvida lo que te he dicho. - Murmuró sin dejar de llorar-. Mañana a primera hora haré la maleta y me iré.