Prólogo

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-AIDAN-

Esta obra está protegida por derechos de autor, con lo cuál, queda terminalmente prohibido adaptar o plagiar sin mi permiso.

Espero que les agrade.

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"Del odio al amor hay un paso."

Tres días antes.

-Abril, tenemos que volver a clase o el señor Freet nos matará lentamente. -Decia mi amiga Anne, preocupada.

-Tranquila Anne, hago esta foto y nos vamos, lo prometo. -Dije, para tranquilizarla.

Yo era la responsable de la revista de cotilleos de el instituto y cómo tal, debía tomar fotos a todo lo que se cociera en el.

Apreté el botón y hice una ultima foto, en ese momento, los dos populares que se encontraban acaramelados, miraron a mi posición por el ruido que hice al tomar la foto.

-Abril, por favor... marchemos ya. -Anne habló en voz nerviosa.

Apoyé mi espalda en una de las taquillas, se acercaban problemas.

-Anne, cuando te diga a la de tres, corre. -Avise rápidamente y ella perfectamente supo que, estábamos en problemas.

Mi mano acarició lentamente la cámara de fotos, aquella que me regaló mi madre, que ahora ya no camina entre nosotros.

Los pasos se oían más cerca, miré a Anne que se encontraba mirándome también y parecía preocupada.

-Una. -Comencé a contar.

-Dos. -Siguió Anne.

-Tres. -Las piernas de Anne y las mías comenzarón a correr, tanto como pudieron.

Mi cámara colgaba de mi cuello, mis dedos la aferraron y apreté con fuerza, cada vez que lo hacía, sentía que mi madre estaba, que no se había ido, que no murió.

Para cuándo me dí cuenta, llegamos a la esquina del pasillo y había que girar a la izquierda.

Mi cuerpo giro, pero alguien o algo me agarro fuerte de la cintura, tanto que me hizo daño.

-¡Sueltame! -Grite.

La persona que me sujetaba, debía de ser sorda, porque seguía prisionera.

Miré al frente y justamente, Anne miraba asustada la situación escondida en la esquina, hice un gesto con la cabeza y luego negué, entonces supo que debía irse, que ahora era problema mío y no quería involucrarla en el.

Su pelo castaño desapareció y en ese momento, me sentí sola.

De repente, unos brazos hicieron girar mi cuerpo, así encontrandome con un chico.

Tenía el pelo negro, sus ojos azules resaltaban por su piel bronceada, sus labios eran carnosos desde este punto y tenían un color rosado natural, tenía un cuerpo trabajado, unas pecas adornaban sus pomulos y el puente de su nariz, hacían su rostro hermoso.

Y algo en mi estomago voló, algo realmente placentero.

-Eh, gracias Aidan. -Soltó el quarterbak que venia corriendo y al que le tomé fotos, por lo que intentaba alcanzarme.

-No las des, a sido fácil de pillar. -Sonrió y dejó ver unos blancos dientes, acompañado de un piercing, el smile.

-Tú -Se dirigió a mí volviéndose. -La cámara -Extendió su mano.

AIDANDonde viven las historias. Descúbrelo ahora