Capítulo dos: ¡Anne la inoportuna!

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¡Anne la inopurtuna!

》-Ahora o nunca, Abril. -Me dije a mi misma.

Pasé por delante de la puerta del despacho del director, pero seguí caminando.

》-Vamos, no seas una gallina. -Dijo, esa vocecilla de mi cabeza.

Giré sobre mis planas zapatillas, de nuevo recorrí el pasillo desierto, pues no acudí a matematicas, en realidad era un favor el que me hizo Aidan. Primero: No tendría que comerme la cabeza por los interminables problemas.
Segundo: No tendría que aguantar al profesor y a su estúpida ardilla que tiene por bigote.

Estaba llegando, me pare en frente y me quedé parada observándola, por la pequeña ventana que se encontraba en la parte superior de la puerta, se veía un despacho solitario, el director a saber donde estaba, igual se estaba dando el lote con la profesora de lengua, la Srta. Morgana, pero eso es una larga historia, así que, sin pensarlo, giré el pomo y me introducí en el interior y cerré con suma delicadeza la puerta.

A mi al rededor había estanterías con blogs anchos, de unas 600 páginas, dónde se encontraba la información de todos los alumnos que habían pasado por este centro.

Me acerqué a la primera estantería, mi dedo indice recorrió todos los blogs, buscando la letra "A", de Aidan, mi dedo paró en un blog rojo, bastante abultado y amenazaba con explotar, lo cogí entre mis manos y lo pose en la mesa, deslice la silla y me acomode en ella y joder, era realmente cómoda, podrían poner estas sillas para los alumnos, no sólo para los profesores.

Abrí la tapa que cubría los documentos y comencé a pasar las hojas, buscando a el idiota de Aidan Harnett.

Después de ver a algunos antiguos alumnos en foto, dí con los actuales y allí dí con Aidan Harnett, mis ojos directamente se posaron en la dirección de su vivienda y con un bolígrafo que había en un bote colocado encima de la mesa, apunté lo más rapido que pude la información.

Un ruido, hizo que diera un brinco.

》-Escondete estúpida. -Ordenó mi sabia vocecilla.

Arrastre la silla hacía atrás y choco contra la estantería, haciendo un odioso ruido, coloqué el blog rojo en su lugar.

Gire sobre mis planas zapatillas, y ví el pomo girarse, mi única reacción fue esconderme debajo de la mesa y arrastre la silla de nuevo a su posición.

Escuché dos voces que se introducían en la estancia, una masculina que era el director Weering y la otra femenina, que era la profesora de lengua, Morgana.

-Estas loco. -Comentó ella.

-Estoy loco por hacertelo. -Susurro él.

》-VOMITIVO TOTAL. -Por una vez estaba de acuerdo con mi vocecilla.

Escuché cómo se daban besos y gemian y dios, que asco.

-Ponte en la mesa. -Ordenó él.

-Que juguetón. -Susurro ella.

Oí cómo Morgana se sentaba en la mesa de madera, dónde yo me encontraba escondida.

-Voy a darte medicina, cariño. -Grito él.

¿Eran idiotas?, ¿no se dieron cuenta de que había una ventanita en la parte superior de la puerta?

Asomé mi cabeza por la esquina de la mesa y ví que echaron la cortina y el pestillo.

-Vamos a ello, preciosa. -Dijo, con voz acelerada.

Sentí como la mesa crujía, debido a que se echaron los dos encima.

AIDANDonde viven las historias. Descúbrelo ahora