Capítulo uno: Propuesta indecente

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Propuesta indecente.

-¡Abril! -Grito desde algún punto del pasillo una voz conocida.

Gire la cabeza y ví a Anne acercandose a mi posición, hacía tres días que no la veía, a saber dónde se había metido.

-Anne... -Susurre.

-Abril... cuentame todo. -miró mi cuello y frunció el ceño.

Coloqué mi mano en donde solía estar mi cámara, cogí la tela de mi camiseta y apreté desesperadamente.

Anne abrió los brazos y me envolvió en ellos, una mano fue directa a mi cabello, hundió sus largos dedos en él y lo acarició suavemente, así intentandome tranquilizar.

-Anne... -Tenía un nudo en la garganta y apenas podía hablar.

-Te la arrebató... ¿cierto? -Se separó de mí y limpió alguna que otra lágrima que escapó de mis ojos verdes.

-Sí, cómo si nada. Anne, tengo que recuperarla. -Cerré los ojos y suspiré. Recordé que condiciones me puso para recuperarla y cada vez la valla ficticia que me separaba de mi pequeño, pero a la vez gran recuerdo de mi madre, se hacia más grande.

-¿Y como pretendes hacerlo?, conozco a ese chico, no es fácil convenverle. -Dijo, haciendo que las esperanzas pequeñas que tenía, se fueran cada vez reduciendo más.

-Anne, yo ahora desconozco su vida, desde que bueno, se fue del equipo de fútbol. -Dije, repensando lo que acababa de decir, en realidad casi no lo había visto desde entonces, él era raro, incluso más que yo, no era el típico chico popular que se llevaba a todas de calle, pero si quisiera, podría serlo, pero sin embargo, se mantenía al margen de todo. -Me puso unas condiciones para recuperarla, Anne. -Hubo un silencio intermedio.

-Deberíamos perdernos esta clase, necesito que me expliques toda la conversación, con pelos, señales y todo lo que haga falta, Abril. -Dijo, atrapando de nuevo otra lágrima que caía por mi mejilla.

-No, Anne. -Negué con la cabeza. -Tenemos que ir, no quiero que pierdas clases por mi culpa.

-Sí, Abril. -Asintió. -Soy tu amiga, aunque no lo creas, perdería esta clase y más cosas por ti.

No dije nada, automáticamente sonreí.

_ _ _

Nos fugamos al parque más cercano y nos sentamos bajo un árbol, allí comenzó la explicación.

-¿Enserio te pidió todo eso? -Anne estaba asombrada por todo lo que le conté.

-Sí... -Arranqué la hierva del suelo en el que estaba sentada.

-Abril... ¿tú haciendo un striptis? -Aguantó las ganas de reírse.

-Anne, no te rías, ni se te ocurra o te clavare un palo en el ojo. -señale uno que había cerca de mi alcance.

Habían pasado dos horas desde que nos fuimos y solo íbamos a estar la primera hora fuera, pero se nos pasó el tiempo demasiado rápido.

Me levanté del suelo, estiré la mano para que Anne la aceptara y levantara de su lugar.

-Abril, tú no harías daño ni a una mosca. -Sonrió, ya levantada y terminando de dar su último calo al cigarrillo que llevaba entre los dedos.

-No me pongas a prueba, Anne. -Sonreí de medio lado.

Cogimos nuestras mochilas y nos las coloquemos en el hombro, comenzamos a caminar en dirección al instituto o cómo la mayoría lo conocéis... La cárcel.

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