Día 9

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La señorita Jemima nos da un par de minutos a la primera hora para que nos despejemos y comencemos bien el día, pues ella es un ser de luz y entiende que la gran mayoría llega casi dormidos y empezar de una vez a escuchar sobre la revolución francesa solo nos hará dormir aún más.

Mientras todos se ponen al día sobre lo que hicieron mientras no se veían las caras, yo reviso nuevamente mi ensayo sobre la segunda guerra mundial, asegurándome de que sea perfecto pues en serio quiero los puntos que perdí por reprobar el examen. La señorita Jemima es amable y comprensiva, pero si algo he aprendido de ser una Mikaelson es que todos tienen un limite y no quiero ser recordada como la persona que hizo que ella alcanzara el suyo.

Suspiro leyendo la historia que papá me dio y que tuve que corregir quitándole las partes sobrenaturales sobre él matando vampiros Nazi para que no me envíen a la oficina del director. Cuando el aire vuelve a mis pulmones, me doy cuenta de que algo falta y descubro casi de inmediato lo que es.

Levanto la mirada y en la primera fila junto a la puerta se encuentra Adrián, concentrado en la lectura de su copia de Orgullo y Prejuicio, aprovechando los pocos minutos que tiene para ponerse al día con ese clásico, lo cual me hace pensar ¿Debíamos leerlo para alguna clase?

Pero, aún más importante ¿Por qué el lugar no está inundado con su loción para después de afeitar? Huele al agua de rosas que se pone Rhiannon, al perfume apestoso de Ryan, a la colonia de Milo, incluso puedo percibir el olor a vainilla de la señorita Jemima, pero no tengo nada de Adrián.

Que bueno, un día me iba a intoxicar con esa peste.

Aunque extraño ese aroma...

Sacudo la cabeza para olvidarme de esas tonterías que son pasado y deben quedarse ahí, pero el movimiento de mi cabeza logra que encuentre a Veronica que está embobada en Adrián a pesar de que él le rompió el corazón ¡Y no es la única! Resulta que gran parte de la población femenina y masculina de este salón lo está viendo.

Debe ser por el libro, le da apariencia de chico sensible cuando en realidad es un barbaro de ojos azules encantadores y...

¡Hope, tienes novio, supera a Adrián de una vez!

—¡Oh, ya llegaste! —La dulce voz de la señorita Jemima nos hace mirar hacia adelante, pues ella es así: tan dulce que inspira respeto y verla, cosa que es muy extraño en una persona. Ella se levanta de su silla y veo su linda falda de cuero oscuro que le llega hasta arriba de las rodillas, tomando una nota mental para preguntarle donde la compró. —Tú debes ser la chica nueva.

—Sí, señora. —Responde una alta chica de ojos azules... Muy similares a los de alguien que no puedo reconocer en este momento, porque estoy pensando en cómo no noté su presencia antes, si es imponente y preciosa con el cabello teñido en las puntas de rosa.

—Puedes presentarte ante la clase ¡O no! La decisión es tuya. —Le ofrece la señorita Jemima, haciendo uso de su ternura y consciente de que no hay nada más horrible que ser forzado a pararte frente a un montón de desconocidos para hablar sobre ti.

La chica nueva es muy bonita ¡Y alta! Aunque, claro, a comparación mía o de Rhiannon cualquier mujer que mida más de 1.65 es alta. Es bonita: usa el cabello largo y sedoso suelto, unos pantalones blancos y una camisa roja que remarca su cuerpo.

En serio es linda y salvaje, así que dependiendo de lo que diga a continuación sabré si me agrada o no.

—Bueno... —Voltea a ver a la clase con confianza y su primera palabra no fue de duda, estaba solo organizando sus ideas. —Mi nombre es Katarina Marinova, pero me llaman Katie. —Habla con un fuerte acento ruso, mucho más marcado que el de Rhiannon por obvias razones, porque mi amiga solo lo copiaba de su padre, quien le dejó un simple remarque en la letra R. —Acabo de llegar de Rusia. —Remarca lo que todos sabíamos. —Tengo dos hermanos mayores, ellos son mi familia y también viajaron conmigo. —No me desagrada, tiene fuerza. —Amo la fotografía. —Continúa. —Y no sé qué más decir, así que si quieren saber más, pueden hablar conmigo a la hora del almuerzo. —Hay risas exageradas, especialmente de hombres.

El Primer Mensaje {Hope Mikaelson}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora