𝑴𝒐𝒐𝒏𝒍𝒊𝒈𝒉𝒕 [𝑫𝒂𝒛𝒂𝒕𝒔𝒖]

Revelación

_ ¿En que piensas vida mía?

_ ¿Alguna vez has pensado en dejar este trabajo con... Ellos?—preguntó ella preocupada—

_ Por supuesto que ese pensamiento ha cruzado por mí mente—suspiró —pero no podemos hacerlo ahora, recuerda que estás embarazada y debes cuidarte, tampoco puedes seguir yendo a las misiones junto con el Clan

_ Lo sé, debemos cuidar del bebé, aún no cumplo los 6 meses pero ninguna de mis hermanas a logrado determinar lo que será—comentó acariciando su abultado vientre—

_ Sea lo que sea, yo lo aceptaré, es un regalo de nuestros ancestros y el Espíritu de la Luna—abrazó a su esposa con delicadeza—

_ El Clan espera un varón, aunque mi deseo es que sea una hermosa niña que cuando brille bajo la luna llena se convierta en una bella tigresa, con los ojos de su apuesto padre—rió diciendo esto último mientras se volteaba para ver a su esposo—

_ No me importa lo que el Clan espere, ellos deben respetar y aceptar a mi familia así como yo respeto las suyas, estoy seguro que si sea un niño o una niña, nos hará feliz y heredarán la belleza inigualable de su madre, pura y radiante como la luz de la Luna —se acercó un poco más para poder besar a su mujer—

Su momento se vio interrumpido cuando una de las criadas comenzó a llamar a la puerta de su habitación

_ Mi señor, mi señora, ha sido una niña la que ha nacido de Dai-Sama, ella los invita a ver a su bebé, la futura heredera de la habilidad de El Cambia Formas, así ha dicho ella a vosotros—informó la criada para luego retirarse—

Cuando se retiró, la mujer albina lanzó un jarrón contra el suelo mientras maldecía por lo bajo

_ Es una descarada, ¿Qué espera? ¿Un regalo y que todos convivan con ella? ¡Estúpida!—espetó mientras clavaba sus largas uñas en el tocador—

_ Tranquila cariño, los enojos le harán mal al bebé, por favor mantén la calma, no le daremos el gusto de no ir para que ella se burle de nosotros y de tu hermana—la tranquilizó mientras acariciaba su espalda—

_ Tienes razón, hay que dejarle muy clara su posición y que no se crea la gran cosa, ella nunca estará a nuestro nivel, siempre será una sucia rata

Despertó poco a poco, la luz lo cegaba provocando que abriera los ojos lenta y pesadamente, cuando se acostumbró se dio cuenta que estaba atado a una silla con un látigo brillante que desprendía energía eléctrica, se sobresaltó un poco recibiendo como castigo un pequeño choque.

_ Oh, al parecer ya despertaste

_ ¿Quién eres? ¿Qué quieres de mi?—preguntó enojado mientras intentaba liberarse recibiendo más choques—

_ Oh no no no pequeño tigre, no intentes nada estúpido como el querer liberarte, mucho menos usar tu habilidad, porque si lo haces el látigo será capaz de matarte—advirtió la mujer—