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Lo que más Yugyeom amaba de las novelas románticas eran los finales felices, es decir ¿A quien no le gustan los finales felices? Aquellos dónde la heroína o él héroe vencía todas las adversidades y lograba triunfar junto a su amor perfecto.

Le gustaban esos libros porque la vida real es caótica, impredecible, y lo hace sentirse como si constantemente tuviera que estar cuidando su espalda y corazón, porque no sabía que podría suceder.

—Lo siento, lo siento, lo siento.

El cuerpo cálido y delgado que sostenía no dejaba de moverse, se apretaba más contra él, buscando cercanía con desesperación.

Las manos estilizadas y libres de tinta o cicatrices se aferraban a su camisa, arrugandola entre sus dedos, mientras el rostro oculto en el hueco entre su vuelo y hombro intentaba volverlo loco.

—¿Estás loco?

Yugyeom amaba leer, podía sentirse otra persona, podía creer en diferentes mundos y experimentar diversas sensaciones, pero sobre todo porque cuando leía se olvidaba por un segundo de que en la realidad su corazón tendía de un hilo.

Cubierto de pegamento y cinta de color negro, su corazón clamaba por algún calmante.

—No, no lo estoy haciendo. No me gusta estar en malos términos, sé que anhelas ir a Chicago y no soy nadie para impedirlo, es sólo que...

—¿Sólo que?

Un sonido parecido a un sollozo hizo eco en el estudio dónde Jungkook lo había encontrado, si Chan pasaba a ver qué tal le estaba llendo con las nuevas muestras para el catálogo de tatuajes se llevaría una gran sorpresa.

—Soy un maldito egoísta ¿Que pasá si te gusta tanto Chicago que decides quedarte? No quiero que me dejes, Yugyeom, no quiero.

Su corazón salgo en su pecho.

No quiero que me dejes.

—No podría quedarme no aunque el mismo presidente me lo pidiera— murmuró.

Jungkook apartó el rostro de su cuello y sus miradas se escontraron, los ojos rojizos por las lágrimas lo sacudieron bruscamente. Acuno el rostro de su mejor amigo y con suma delicadeza limpió las lágrimas que caían por sus mejillas sonrojadas.

—¿Por qué?

—Porque estás aquí, Jungkook— río bajamente para quitar carga emocial a esa frase— No te desaras de mi tan fácil.

Jungkook volvio a abrazarlo, sin decir nada más, dejándose arrullar por las caricias en su cabello y la suave voz de Yugyeom susurrando alguna canción que no conocía pero que servía para ocultar el sonido de su corazón asustado por la intensidad de sus sentimientos.

Falling. Yugkook. ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora