CAPÍTULO 6

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Lucca

Olor a sangre y desesperación

Los disparos se escuchan por toda la propiedad. La mañana se carga de pólvora y el ambiente se torna violento.

Los músculos de mis brazos se estremecen por el esfuerzo de cargar el arma tanto tiempo.Una gota de sudor rueda por mi frente y me la seco por el hombro sin quitarle la vista a mi objetivo.

Las balas se terminan,pero no le doy tregua, poniendo al instante un nuevo cargador.Mi objetivo se mueve por los rieles del suelo y lo sigo con la vista.

Disparo.

15 puntos la cabeza.

Disparo.

30 puntos al corazón.

—Bien,creo que mejor me retiro.—dice Matteo— he perdido la cuenta de cuántas balas hay entre la cabeza y el corazón.—susurra.—no quisiera estar en su lugar.

La voz de Matteo me devuelve a la realidad,miro el objetivo nuevamente y tiene razón.Parece un puto colador de tantas balas que tiene.Sin embargo aprieto el gatillo una vez más.

—Por si se queda vivo.—bromeo y Matteo sonríe palmeando mi espalda.

—La verdad no se ni porque intento competir contigo.—me dice.

—Porque eres idiota.

Bajo el arma e intento relajar mis músculos agarrotados.Doy una respiración profunda y me dirijo a la tabla digital de puntuación.

El objetivo tiene sensores que marcan la cantidad de puntos según la zona del disparo.
Pura y exclusiva tecnología de punta,ni siquiera a salido al mercado.

—¿No se supone que a la cabeza deba sumar más puntos?—me tenso,pero soy bueno disimulando.

Escucho sus pasos caminar hacia mi y su intenso perfume golpea en mi cara cuando se detiene a mi lado.

—¿Por que debería?—respondo.

—Un disparo al corazón puede fallar,en cambio a la cabeza...—se encoge de hombros.

—Fallan los inútiles que comenten errores.

—¿Acaso tú nunca te equivocas?

—No.Yo nunca fallo.

Mi mirada se encuentra con esos ojos oscuros que me traen en una profunda tensión desde que los volví a ver.No han cambiado en nada,o si, ahora tienen mucha más oscuridad dentro.Mi mirada vaga por su cuerpo,y si,definitivamente si a cambiado.Ya no es la niña pequeña que recordaba.

—Veo que sigues siendo el mismo arrogante de siempre.

Sonrió internamente,puede que no...

—Algunas cosas simplemente no cambian.

Me observa fijamente como intentando resolver un problema en su cabeza.Sale de su ensoñación cuando un agitado Pablo se nos acerca a la carrera.

—¡Señor!—llama—tenemos un problema.

Su cara de horror me pone alerta y me encamino hacia el,seguido de Matteo.

—¿Que pasa?—Pablo mira de reojo a Astrid y se que no hablará delante de ella.—No pasa nada, puedes hablar.

—Los diamantes,señor.—susurra y me tenso.

—¿Que pasa con ellos?—pregunta Matteo.

—Hubo una emboscada en el almacén,no quedó nada.

Perversa Traición Donde viven las historias. Descúbrelo ahora