Sábado.. Maldito y bienvenido sábado..
Se encontraba en casa, adormilado tratando de hacerse un café..Había tenido muchos problemas en la empresa, con inversores y con personas que eran aliadas de la empresa..
Acomodo su corbata cuando sintió que le apretaba un poco y bebió un sorbo de aquel café amargo y cargado que tanto le asia falta.
Tenía que admitir que su vida no era fácil.. Estar tan metido en su empresa todo el día lo asia sentirse como la mierda.. Se había alejado de su familia y prácticamente había perdido a todas sus amistades y pareja..
No se quejaba.. No nesecitaba nada a estas alturas.. Su vida ya estaba jodida..
Su corazón nesecitaba a alguien que lo tomará y recogiera cada pedazo de este y lo uniera y cuidara con delicadeza..
Como si fuera una pieza de porcelana frágil y antigua.
Pensativo camino asia la sala y se sentó en el sofá a terminar su café, pensando en aquel ojiazul que le había robado el pensamiento hace un par de días.. No entendía el porqué un chiquillo que no pasaba los 25 estaba en aquel lugar en donde tenía que vender su cuerpo..
Una de las razones por las que no se había acostado con el, era porque se sentía sucio.. No quería echarse sobre aquel joven que parecía un niño para darme más cansancio a su pequeño cuerpo..
Otra razón por la que iba a ir nuevamente ese día, era porque estaba acostumbrado a pasar las noches con alguien.. Tener el calor de alguien a su lado..
Sabía que no nesecitaba de nadie para ser feliz pero la nesecidad de que alguien lo quiziera tal y cual el era estaba presente en su pecho, latente, provocando aquel sentimiento de soledad al que tanto rencor le tenía..
El tener esa imagen de hombre serio y firme era una simple fachada para ocultar lo débil que podía llegar a ser.. Era igual que un gatito que acababa de nacer y nesecitaba de cuidados especiales para sobrevivir..
recurriria cada fin de semana a ese cabaret hasta dejar de sentir esa mierda.
Pará qué aquel ojiazul que le había dado tanta tranquiliza al menos por un par de horas calmara su sed de compañia
**
Su día comenzaba a las 11 de la mañana.. La verdad siempre dormía mucho pero ese día no había dormido tanto como le hubiera gustado.. Se acurrucó en la cama cubriéndose con las mantas hasta la cabeza..
Trabajar en ese cabaret desde los 15 le estaba rompiendo la cabeza, pero no podía hacer nada más.. No había terminado sus estudios ni había entrado a la universidad.. Odiaba tanto a su padre por hacerlo recurrir a ese lugar..
Se sentía abusado, sucio.. La peor rata de alcantarilla que se pudiera conocer.. Pero nadie lo veía así.. Todos lo veían como un dulce querubín al que poder recurrir de cualquier forma..
Aquel domingo pasado en el cabaret había cambiado la energía de su semana. Más bien, un rizado había cambiado su semana, dándole un rallo de luz a su vida desde ese momento..
Sonaba extraño, quizá lo era.. Pero había sentido una confección extraña al estar con ese hombre.. Quizá nadie lo había tratado tan bien como aquel.. Quizá era porque aquel de ojos verdes simplemente se había encargado de darle tranquilidad al menos por una noche.. Tranquilidad que no tenía de hace muchísimo tiempo.
Maldito hombre y su belleza de Dios griego..
Sabía que ningún hombre como el ni como de ningún tipo se fijarán en el por el simple echo de no tener estudios.. Y por vender su cuerpo.. Al menos eso creía el..
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Mirrors
RomanceDonde un joven ojiazul baila sobre el escenario de aquel cabaret, donde todos anhelan tenerlo.. Donde un rizado de ojos verdes lo quiere solo para el.. El amor aveces surge en el lugar equivocado, pero no hay tormenta que lo detenga..