Kim Seokjin solía ser la definición misma de perfección para muchos: el rostro hermoso, la sonrisa encantadora, la figura esbelta. Pero esa noche, sentado en su sofá con las luces apagadas, se sentía completamente desmoronado. La culpa y el arrepentimiento lo envolvían como una manta pesada, cada pensamiento era una punzada en su corazón. Aquel rostro que siempre estaba radiante no tenía, ni siquiera, un rastro de brillo en sus ojos.
Había discutido con Chanyeol, su novio, esa misma tarde. La agenda apretada de Jin como modelo no dejaba espacio para citas ni momentos de intimidad. En primavera, la época de mayor actividad en la industria de la moda, Jin tenía innumerables sesiones de fotos y pasarelas por modelar. Era su época más ocupada del año, y esa presión constante había llevado a una discusión inevitable. Las palabras amargas se habían lanzado entre ellos, y Chanyeol, en un arranque de frustración, salió de su casa. Jin lo dejó ir, pensando que ambos necesitaban tiempo para calmarse. Casi nunca discutían, y cuando lo hacían, se tomaban un par de horas de distancia para reflexionar sobre el asunto y al rato se escribían para hablar.
Nunca imaginó que sería la última vez que vería a Chanyeol consciente.
La llamada llegó como una bofetada inesperada. Su teléfono sonó, interrumpiendo el silencio de su hogar. Dejó de pintar y agarró su dispositivo tecnológico. Al contestar, la voz temblorosa de un paramédico le informó que Chanyeol había sido atropellado y trasladado a una clínica en una ambulancia.
—Señor Kim, es urgente. Necesita venir a la clínica.
Jin permaneció inmóvil, el teléfono resbalando de sus dedos. El pánico lo paralizó, el miedo a enfrentar la realidad lo hizo quedarse en su lugar. No podía ir. No podía ver a Chanyeol herido, tal vez... No, no podía pensar en esa posibilidad. La culpa lo corroía, cada latido de su corazón era un recordatorio de su incapacidad para estar allí cuando más lo necesitaban.
Volteó a todos lados, buscando ayuda, un dolor en el pecho lo sofocaba, no podía respirar bien, parecía ahogarse y, ante tal pensamiento, se sentó en la silla, tratando de recomponerse.
Chanyeol no tenía padres a los que recurrir. Sus propios progenitores lo habían rechazado al descubrir su orientación sexual y su deseo de dedicarse al arte. No iba a olvidar el cómo su novio tocó la puerta del departamento en donde él vivía en aquel entonces. La desesperación de su voz fue suficiente para darse cuenta de la situación. Luego de unos minutos abrazados, Chanyeol le confesó que sus padres lo habían botado de la casa y no tenía dónde ir. Jin dejó en el olvido su trabajo y se centró en su pareja esa noche, diciéndole palabras de consuelo y prometiendo que a partir de ese día, él sería su familia.
Jin era su único soporte, y aun así, en ese momento crucial, había fallado.
Horas después, la exasperación se apoderó de él. Jin lloraba sin consuelo, destrozando objetos a su alrededor. El sonido de vidrio rompiéndose y muebles golpeando contra las paredes era una sinfonía de su dolor. Estaba frustrado consigo mismo, si tan solo lo hubiera detenido, nada de eso hubiera pasado. Caminó a la cocina, necesitaba con urgencia un vaso de agua fría para apaciguar sus emociones turbulentas. En el camino, su mirada solo estaba enfocada en la jarra eléctrica, por eso no vio el rastro de líquido que había en el suelo y, al tener contacto con eso, el vaso de cerámica cayó al suelo y se quebró. Intentó pararse, más solo consiguió hacerse un corte en el pie y lanzar un grito de dolor.
Finalmente, se desplomó en el sillón, con un bote de helado en mano, tratando de encontrar consuelo en algo tan trivial. Las lágrimas caían sin cesar, su tristeza era palpable, casi tangible. El dolor mental se había combinado con el sufrimiento físico; aún podía sentir la sangre seca en la venda de su pie.
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Ownerless muse. (BTSXJIN)
Teen FictionKim Seokjin, un aclamado modelo conocido por ser la musa perfecta durante una época especial del año, tenía el don de inspirar con su belleza y carisma a cualquier artista que se cruzara en su camino. En esa temporada mágica, su presencia se transfo...