4. Weekend dinner.

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La tercera vez que Jin fue invitado a salir con BTS, algo en él cambió. Se sentía más cómodo, había empezado a conocerlos mejor, pero esta vez la invitación era diferente: lo habían invitado a la casa donde vivían juntos. Para Jin, era un paso grande, una señal de confianza, y también la oportunidad de ver cómo era el mundo dentro de ese hogar que compartían como grupo, pero también como familia.

Si era totalmente sincero, era una genial idea de convivir con alguien, bueno, mientras sea una persona ordenada y responsable todo iría en buen rumbo.

Era sábado por la tarde cuando Jin llegó en su Porsche negro a la dirección que le habían enviado. El barrio era tranquilo, con casas grandes, y la casa de BTS no era la excepción. Estacionó el coche y se tomó un momento para respirar hondo antes de salir. Al tocar el timbre, el sonido lo hizo sentir un leve cosquilleo en el estómago.

La puerta se abrió casi de inmediato, y Jimin apareció con una sonrisa de oreja a oreja.

-¡Jin! Ya era hora de que te vinieras por acá. -Lo saludó con un abrazo, como si fueran amigos de toda la vida-. Los chicos están emocionados de verte, y Namjoon necesita que le des una mano en la cocina. No sabe cocinar ni una cebolla sin quemarla.

Jin soltó una pequeña risa, su nerviosismo desapareciendo poco a poco. Mientras entraba, se quitó la chaqueta y la dejó en el perchero. El interior de la casa era espacioso, moderno, pero con detalles que la hacían acogedora: fotos del grupo en marcos, guitarras apoyadas en una esquina, algunos trofeos y un gran sofá en el centro de la sala. Todo lo que esperaría de un hogar compartido por músicos.

Ni siquiera había pasado alguna vez por dicha calle pero esa sensación familiar lo acompañó desde que puso un pie en el suelo.

-La cocina está por allá. Yo me encargo de que J-Hope no decore con algo demasiado brillante. -Jimin le guiñó un ojo y desapareció tras una puerta.

Jin se dirigió a la cocina, donde encontró a Namjoon inclinado sobre una tabla de cortar, peleando con una zanahoria.

-Hyung, gracias a Dios que llegaste -dijo Namjoon con una sonrisa nerviosa, levantando la vista apenas un segundo-. Estoy intentando hacer algo decente, pero ya me corté tres veces y creo que esta zanahoria me odia.

-Déjame adivinar... ¿te dijo que no quiere ser parte de la cena? -bromeó Jin, tomando el cuchillo de las manos de Namjoon y comenzando a cortar con facilidad.

Este último entrecerró los ojos algo avergonzado por sus casi nulas habilidades culinarios, aunque se le daba bien apreciar cuando una persona era eficaz en algo y vaya Jin era todo un espectáculo en la cocina.

Namjoon soltó una carcajada, mientras Jin tomaba el control de la situación. Pero mientras se dedicaba a cortar verduras con precisión, sintió una mirada fija en él. Se giró discretamente y se encontró con Jungkook apoyado en el marco de la puerta, observándolo en silencio, con una sonrisa apenas perceptible.

-¿Necesitas algo, Kookie? -preguntó Jin, entre risas, mientras continuaba cortando los ingredientes.

Este apodo lo utilizaba para fastidiar al menor del grupo, puesto que siempre respondía que ya era mayor y no quería ser llamado así, aunque bien que no se quejó cuando el modelo empezó a llamarlo así.

-Oh, no... solo me gustaba cómo cortas las verduras. Muy... profesional. -Jungkook se rascó la cabeza, un poco avergonzado, pero sin dejar de mirarlo.

Jin levantó una ceja, divertido, pero antes de poder decir algo más, Namjoon intervino.

-Vamos, Jungkook, si solo vas a quedarte mirando, al menos haz algo útil. ¿Por qué no ayudas a Jimin con las decoraciones?

Ownerless muse. (BTSXJIN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora