𝐓𝐑𝐄𝐀𝐒𝐔𝐑𝐄, jegulus. (traducción)

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La vida continúa y su rutina no cambia mucho.

Todavía hay un tirón entre los dos chicos que ignoran, eligiendo en cambio sumergirse en sus actividades diarias. El negocio en la botica está en auge, los medios finalmente pierden interés en analizar cada aspecto de la vida de James y casi se siente como si valiera la pena dejar la vida acelerada de un jugador de Quidditch.

No piensa mucho en su pasado, se centra en su futuro y en lo que quiere lograr. A veces el pasado duele demasiado; a veces se burla de él. Incluso cuando sus días pasan con la constante presencia de amistades cercanas y felicidad, todavía puede sentir el dolor de su antigua vida.

Un destello de cabello rojo se encuentra en su memoria junto con llamativos ojos esmeralda y una risa cereza. Se le forma un nudo en la garganta cuando recuerda. James sabe que ya no está enamorado de Lily Evans, pero a veces mira hacia atrás y se pregunta si todo se fue a la mierda porque hizo las cosas mal.

Sacude la cabeza, regañándose a sí mismo. No hizo nada malo; su relación simplemente no estaba funcionando, era destructiva y agotadora. Él puede recordar.

Es casi triste lo mucho que James cambió quién era en realidad para encajar en el candidato perfecto para salir con Lily. Se perdió en su amor por ella y en algún momento se sintió como un títere, haciendo todo lo que la hacía feliz porque no sabía quién era él y mucho menos lo que lo hacía sentir vivo. Ella lo había notado, por supuesto; siempre la bruja brillante; después de todo, era una sanadora mental. Ella sabía ese tipo de cosas.

Lloró más que nunca cuando rompieron y ni siquiera está seguro de que fuera porque estaba triste porque no estarían juntos o porque no sabía por dónde empezar a encontrarse. Un año de juegos de Quidditch sin sentido, útiles sesiones de terapia y la comprensión de que tal vez necesitaba una vida más tranquila lo habían llevado a donde estaba ahora.

James se siente más feliz; más seguro de sí mismo. Incluso sabe qué lo hace feliz: es una locura. Pero su pasado aún perdura. No es perfecto y lo sabe, por mucho que se lo diga a sus amigos en broma. Pero por alguna razón, cuando sale el sol esa mañana y desayuna en el silencio de su casa, (Regulus se quedó en casa de su amigo Brian) James se siente contento.

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"¡James!" Regulus llama, la voz llega desde los confines de su dormitorio.

"¡Estoy en la cocina!"

Aparece el niño más joven, vestido con pantalones deportivos azul oscuro y una sudadera con capucha negra que definitivamente pertenece a James, viendo lo voluminoso que es en el cuerpo del niño delgado. La vista hace que James se sienta todo cálido y por eso sonríe con una sonrisa deslumbrante que deja el corazón de Regulus tartamudeando en su pecho.

"¿Qué diablos estás haciendo en la cocina? ¿Tratando de quemar el piso?"

"¡Estoy preparando un bocadillo por el amor de Godric!"

"¿Por qué no me pediste que te ayudara? La última vez que preparaste un bocadillo, los dos casi morimos".

James se burla, "¿Te conoces a ti mismo? No me habrías preparado un bocadillo".

Regulus finge herido, "¡Lo haría!"

El hombre mayor entrecierra los ojos.

"Está bien, no lo habría hecho. Sin embargo, ese no es mi punto".

James deja la manzana que estaba cortando en la tabla de picar, caminando hacia Regulus, quien se apoya en una de las encimeras de la cocina. Coloca sus manos a ambos lados del chico de ojos marrones, enjaulándolo en su lugar y ofreciéndole una sonrisa fácil.

"Te ves linda."

Regulus se sonroja, "Yo... eso es... no".

El chico de anteojos se ríe, aireado y ligero, el sonido envía escalofríos por la columna de Regulus. James quita sus manos del costado de Regulus, sus mejillas sonrojadas cuando se da cuenta de lo que había estado haciendo.

"Entonces, eh, ¿cuál era tu punto?"

"Mi punto. . .?" Regulus pregunta distraídamente, mirando la belleza del hombre frente a él. Se pregunta cómo se sentiría pasar los dedos por el cabello desordenado de James, sentir la ligera barba incipiente en su mandíbula, abrazarlo, besar su ...

Los ojos de Regulus se ensanchan ante sus propios pensamientos.

"Bueno, um, me llamaste desde tu habitación. Querías decirme algo."

James se humedece los labios distraídamente, mirando los de color rosa suave de Regulus.

"Oh, claro," el chico más bajo se aclara la garganta, sintiéndose acalorado, "Quería preguntarte si querías venir conmigo mañana. Para ir a la casa de Sirius y Remus, ya sabes. Remus me va a ayudar con algo que estaba investigando sobre las pociones que podemos empezar a preparar para el boticario. Así que quería saber si querías venir ".

"¿A qué hora vas?"

"Después del trabajo".

James frunce el ceño, "Sirius y yo íbamos a ir a tomar algo. Peter y Remus también".

"Oh," la cara de Regulus cae, "¿tal vez Remus olvidó y confundió las fechas?"

"No. Puede que no quiera venir. Odia ir a los clubes. Peter también, pero viene porque siempre comemos helado después".

"A mí tampoco me gusta".

"Lo sé. Me recuerda a las fiestas salvajes que solíamos tener en la escuela".

Regulus ama la suave sonrisa que James tiene en su rostro mientras recuerda.

"Entonces, ¿qué vamos a hacer? Acerca de los planes", pregunta.

"Creo que todos podemos pasar el rato en la cabaña. Sirius y yo podríamos beber su alijo de whisky de fuego."

Regulus sonríe, su habitual media sonrisa; la que envía una ráfaga de mariposas al estómago de James. Él le devuelve la sonrisa.

Los ojos color avellana miran fijamente a los de color marrón oscuro, y ambos se sonrojan. 

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