Torre de naipes + jhs

03

Me mudé de ciudad con la esperanza de comenzar de cero. Quería cambiar, deseaba superar este trastorno y creía que lo conseguiría hasta que me tope con Jung Hoseok. El guapísimo y amable vecino de mi condominio.

De verdad intenté no mentirle, de verdad que sí. Pero cuando él habló de su increíble trabajo, de su familia unida y perfecta me había hecho sentir pequeñísima, casi del tamaño de un maní y ese sentimiento era horrendo. Lo odia y por ello fingía tener una vida que no me pertenecía.

—¿De dónde eres? —preguntó animado con los ojos fijos en cada una de mis facciones.

—De Seúl — mentira. Era de Daegu y jamás volvería allí, no después de que en la compañía en la que trabajaba se fuera a bancarrota y nos votaran a todos...además de que mi exnovio había descubierto que gran parte de mi vida era solo un espejismo y era lo suficientemente cobarde como para tomar un tren e irme sin darle si quiera una explicación. No podía hacerlo. No podría verlo a la cara y mentirle más.

—¡Oh! Yo creía que eras de Daegu, tienes más el acento —río rascándose la nuca, pero manteniendo una sonrisa por su rostro—En fin, debo irme.

Parpadeé nerviosa por el Mini infarto que había sentido al escucharle decir mi ciudad natal. Y sabía que una vez dicha la mentira ya no podía haber vuelta atrás pues para Hoseok sería de Seúl y tendría que volver a mentir una vez más si es que quería continuar hablando con él.

—Me lo dicen seguido —segunda mentira, ¿quién rayos me diría algo que es un hecho? —claro, nos vemos luego —me despedí de él una vez el elevador se detuvo en nuestro piso y emprendí mi camino al pequeño departamento que rentaba.

Odiaba ser así y aunque estaba mejorando más (según la terapeuta) aún las mentiras salían de mi boca sin control. Lo único bueno era que en el trabajo que había conseguido no había distorsionado en ningún momento la realidad. Fui clara y aunque noté cierto aburrimiento de mis compañeros de trabajo al estarles hablando con sinceridad (ya que en el trabajo anterior siempre incluía una que otra dramatización que los entretuviera más y sentirme aceptada) ahora me sentía bien, se sentía increíble no cargar con la angustia de ser descubierta.