Empiezas a un lado de la montaña, y está oscuro, y la radio está a todo volumen. Al entrar en el túnel, el vinto desaparece y las luces del techo te hacen tornar los ojos. Cuando te adaptas a las luces, puedes ver a lo lejos el otro lado mientras el sonido de la radio se acentúa hasta desaparecer porque las ondas no llegan hasta allí. Entonces, estás en medio del túnel, y todo se transforma en un sueño tranquilo. Aunque vés cómo se acerca la salida, parece que tardas muchísimo en llegar. Y por fin, cuando cuando ya pensabas que nunca llegarías, ves la salida justo delante de ti. Y la radio vuelve con más potencia de la que recordabas. Si el viento te está esperando. Y sales volando del túnel para llegar al puente. Y ahí está. La ciudad. Un millón de luces y edificios y todo parece tan emocionante como la primera vez que la viste. Es verdaderamente una gran entrada en escena.