Sus ojos negros,negrísomos como el aire nocturno o como el mar en una noche sin luna, negrísimos como un pozo, me miraban de reojo y en ellos chispeaban fuego, luces rojas incandescentes. La sangre acudía a ellos y la rabia le avultaba en las venas y abrían las fauces. En la boca del lobo los dientes, agudos como sierras y en las patas del lobo los piés, los dedos con uñas afiladas.
Dio dos pasos cara nosotros. Me agaché y cogí la pistola. Ella se interpuso entre mi y el animal, y suplicó.Algunas frases no tienen demasiado sentido porque el texto está traducido del gallego y no encontraba una forma mejor de expresarlo.