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1 de marzo de 1950, las calles todavía eran frías, sin embargo la gente estaba muy alegre, las autoridades revelaron que atraparon a el supuesto asesino de los animales, "Una pequeña mentira blanca" así dijo el investigador que llevaba el caso. Sabiendo que entre esos seis chicos estaba la bestia, todo estaba bajo control.

Pero la verdad es que esa mentira no le hizo ni puta gracia a Theo, el cual se encontraba en el salón de una casa en medio de la nada, con dos maletas al lado suya y cinco desconocidos delante, tan callados como él, observando cada detalle del sitio.

No le dio tiempo a nada, para cuando se dio cuenta de que estaban detenidos ya le habían llevado a su casa a que cogiera sus pertenencias y montara en un coche, con esposas en las manos, a dios sabe dónde.

Un panhard Dina 12, un vehículo realmente caro, todo se le hacía tan extraño ¿si los detenían no los llevarían a comisaría o a la cárcel? ¿Por qué agarrar sus pertenencias? Todo se volvió más raro cuando el coche aparcó delante de una casa entre unas montañas, con soldados por todos los alrededores de ella.

Intentaba escuchar la radio, las noticias se iban a emitir a esa hora, pero los policías que iban delante la apagaron, le miraron poco antes de que se bajaran del coche, le abrieron la puerta para proceder a sacarlo a empujones. Le sentaron en aquella sala con los otros cinco chicos y luego le llevaron sus maletas, en cuanto todas sus pertenencias llegaron le quitaron la atadura de manos.

A su derecha había un chico muy joven, no le echaba más de 17 años, era pelirrojo y con mejillas grandes, mirando sus manos, que estaban sucias y con callos a la vez que sus zapatos viejos y sucios dedujo que provenía de una familia bastante pobre, se le notaba asustado y con dificultad al respirar. Era difícil de ver así que dirigió su mirada al próximo chico.

Un elegante pelinegro, pelo liso y corto, labios finos y ojos brillantes, joven también, al menos más que el, manos un poco raspadas, pero limpias, sus zapatos estaban relucientes y lo más importante, llevaba el uniforme de la escuela más importante de la ciudad, donde solo podían ingresar jóvenes con gran talento.

No necesito mirar las manos ni zapatos del siguiente, lo conocía, claro que lo conocía, Sthepen Yoon, un joven que heredó una de las empresas extranjeras más importantes en el país tras la misteriosa muerte de sus padres. Manos grandes y suaves, brillantes y bronceadas, zapatos de Berluti, los cuales costaban más de lo que Theo ganaría en su vida. Le miro con odio, le aborrecía la gente como él, que no habían tenido que ensuciar sus manos ni una vez desde que nacieron y pasó a la siguiente persona.

Un rubio de pelo muy corto y despeinado, de más o menos su edad, manos sucias y llenas de heridas, llevaba una camisa vieja y arremangada, dejando ver una fea cicatriz en su brazo, su calzado eran unas rotas sandalias, aun así al mirar su cara vio que estaba sonriendo, se parecía a una ardilla,que raro, pensó el periodista, pero tampoco le desagradado.

Por último vio a un blanquecino chico de ojos oscuros, a él también lo conocía, Haku Shota, un japonés que modelaba en grandes pasarelas, ya que como un diseñador importante lo consideraba su musa. Tenía una melena oscura que le llegaba hasta los hombros, negra como el azabache y lisa como hilos de seda, piel lechosa y labios rosados, parece una muñeca, Theo pensó, pero se dio cuenta que en los periódicos no exageraba de su extravagante belleza. No hacía falta decir que sus zapatos eran caros y buenos al igual que su ropa.

Un oficial se puso de pie en medio de todos y empezó a hablar.

"Ahora vosotros seis estaréis aislados en esta casa, os traerán comida cada día y tenéis todo lo necesario para vivir, si salís, os fusilan, uno de vosotros es el zombi, el que muera antes o mate a todos será él, podremos descubrirlo rápido."

↬Who's  the ...?|| 𝙿𝟷𝚑𝚊𝚛𝚖𝚘𝚗𝚢||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora