Preludio

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La brujería es un camino de libertad personal.

Año 1659 D.C

        —Wei Wuxian, culpable del asesinato de 600 hombres, hijo de Cangse Sanren asesina de su propio esposo y ejecutada en la horca, recibirá cómo tal el mismo castigo— Vociferaba un hombrecillo sosteniendo entre sus dedos la desgastada hoja cuál decretaba el final del acusado.

        Wei Wuxian mostró un cálida sonrisa dispareja a la soga que se mantenía atada en su cuello, en discrepancia a la realidad de sus pies a penas sosteniéndose en la tarima con un espacio sin fin bajo ella, esperando ser arrastrada para no sostenerle más y arrebatarle toda gota de vida, así cómo el mismo había arrasado la de cientos de hombres.

      —Merecían morir— Dijo Wuxian, recibiendo las miles de protestas y abucheos del pueblo rodeandole, sus ojos se posaron en Lan Wangji y el joven aferrándose en sus ropajes cubriendo su vista de la horrenda escena, cómo desearía que su final no fuese visto por los únicos dos hombres que merecían una buena vida.

       Los labios durazno de Wuxian se movieron sin hacer ruido alguno, Lan Wangji podía entender a la perfección las palabras, le gustaría que no fuese la ultima vez que se compartan entre ellos.

        —Te amo— voceo Lan Wangji cerrando sus ojos con la mayor fuerza posible, apretujando para si al chiquillo que manchaba su ropaje de las interminables lagrimas.

       Jiang Yanli, una de las pocas afortunadas en evitar dicho destino después del crimen observaba desde las sombras el catastrófico final de su salvador. Su corazón latiendo desbocado, recordaba la pregunta de Wuxian antes de entregarle aquel veneno disfrazado del más inocente cosmético.

       —Señorita Yanli, ¿Cómo puede decir usted qué es bueno y malo? ¿No es ya una desgraciada ser golpeada día y noche al punto de ser irreconocible? Dígame usted ¿Prefiere que él muera o que en su defecto sea usted quién reciba una muerte trágica, cuál en definitiva será ignorada?

     Jiang Yanli había preferido vivir el día en que su madre murió a manos de su violento padre, ella decidió matar a su esposo cuándo escucho las hipócritas lagrimas del asesino de su madre, Yanli simplemente eligió la libertad en honor a quién en alguna ocasión la vendió siguiendo las reglas de la época.

   El mundo no podría responderse jamás la pregunta respecto a las decisiones de Wuxian y es que ¿Sus actos eran libertinaje? o ¿Bondad y pena?. El salvador de cientos de mujeres, abusadas, golpeadas y maltratadas. Pero también el asesino de un sin fin de hombres violadores, agresivos y abusivos.

   Esta es la historia de Wei Wuxian, el cosmetólogo que libró a las mujeres de la opresión con la poción del corazón.



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