DETRÁS DE CÁMARAS

CAPÍTULO 78

Estaban esperando a que el médico saliera y les dieran las noticias de como se encontraba Mikoto, pero ya había pasado más de una hora y solo varias enfermeras corrían de un lado a otro, trayendo cosas consigo para entrar a la sala de urgencias.

Sasuke estaba sentado, apoyando la frente en sus puños, con la mirada perdida en el piso del hospital. Naruto caminaba en círculos y Sakura estaba tensa, mordiéndose las uñas sin saber qué esperar. Los tres habían ido al hospital cuando un paramédico había llamado al móvil de Sasuke y les habían informado que estaban trasladando a Mikoto en una ambulancia, dándoles el nombre del hospital.

Hiruzen había comprendido la situación y les dio el permiso para que se retirasen. Había sido una verdadera suerte que cogieran el móvil al oírlo vibrar en los momentos donde llenaban los lugares con telas azules para la edición.

Finalmente el doctor salió con un rostro sombrío, sosteniendo una carpeta entre sus manos.

—¿Cómo se encuentra mi madre? —preguntó Sasuke, sintiendo la boca totalmente seca.

—Hicimos todo lo posible... El otro paciente que estaba junto a su madre en la hora del accidente automovilístico está estable, hemos tenido muchas complicaciones, pero al final el hombre se encuentra mejor...

—He preguntado por mi madre —Sasuke se levantó inquieto —¿Cómo que han hecho todo lo posible? ¿Cuándo la podré ver?

Naruto y Sakura se acercaron hasta quedar del mismo lado de Sasuke, viendo de frente al doctor, quien negó con la cabeza.

—Lo siento mucho, ella no logró sobrevivir, cuando la trajeron aquí ya era muy tarde. Lo lamento.

Cuando el doctor se marchó, los tres se quedaron petrificados en su lugar sin saber cómo reaccionar. Cabía aquella posibilidad, pero nunca se esperaron que resultara siendo la que daría fin a aquella situación. Mikoto había muerto y ahora todo sería diferente. La pelinegra había sido una de las mujeres más importantes para la vida de Naruto, Sakura y Sasuke. Especialmente la de los últimos dos.

Mebuki y Mikoto habían sido muy buenas amigas el tiempo en el que la madre de Sakura aún había estado viva, por eso Mebuki siempre dejaba ir y quedarse a Sakura en la casa de la familia de Mikoto. Sakura compartió mucho con Mikoto, y junto a Tsunade, ellas fueron como sus segundas mamás. Especialmente cuando la biológica murió, no tenía palabras ni para describir y agradecer todo lo que esas dos mujeres la habían ayudado a sobrellevar aquel desastroso suceso.

Una sensación incómoda y jodidamente dolorosa oprimió el pecho de Sasuke. Primero su padre, ahora su madre... No podía dejar de pensar en las últimas horas en las que la había visto, en cómo no le había respondido las llamadas que desde el almuerzo de ese día fueron constantes. ¿Por qué mierda no le había cogido una sola llamada? ¿Por qué había tenido que suceder eso? ¿Por qué su madre tuvo que haber muerto?

—Sasuke, amigo...

Escuchó la voz de Naruto a su lado, pero su cuerpo no le obedeció. No pudo ni voltear a verlo, estaba tan helado por la noticia que juraba que si se desplomaba en ese instante, no le asombraría para nada despertarse un año después en una camilla de hospital. En verdad, se encontraba devastado.

No supo ni cuánto tiempo pasaba, pero solo podía consolarse en el abrazo que pronto su novia y su mejor amigo le estaban dando. Se resistió a llorar a pesar que sus ojos le picaban. ¿De qué serviría hacerlo? Sentía que ya nada importaba en ese momento. Podía gritar, destrozar cosas, llorar hasta que los ojos le duelan. Pero nada de lo que hiciera traería a su madre a la vida. Y eso lo sabía perfectamente. Y sin embargo, aquella realidad le estaba aterrando.