CAPITULO 4

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Los meses transcurrieron con rapidez, una rapidez de lo más agobiante para la mayoría, sobre todo para los de primero que aún intentabamos adecuarnos a aquella nueva vida, al fin y al cabo, era la primera vez que vivíamos fuera de casa y lejos de nuestras familias, ahora convivíamis con otros cuatro o cinco alumnos más en habitaciones bastante grandes como para todos, en especial, yo quedé prendada de la sala común de ravenclaw y de sus habitaciones en el primer vistazo, la sala común, pese a sus colores fríos, azul y plateado, era de lo más calidad y cómoda posible, probablemente debido a la enorme bóveda que se cernía sobre ella, se trataba de un cielo estrellado, casi parecía que uno podía tocar el universo que se extendía sobre nuestras cabezas pues éste se movía reflejando el cielo nocturno actual, una forma bastante práctica de estudiar astronomía, la sala también estaba rodeada de estanterías llena de libros de absolutamente todo, luego, en el centro, había mesas, sofás y sillas puestas sin ningún orden alrededor de una chimenea enorme y llena de calidas llamas, luego había más mesas y sillas por toda la sala, probablemente para estudiar o charlar con el resto, las cortinas azules, que dejaban ver un paisaje hermoso desde la torre oeste, lugar donde se encontraba la sala común, eran azules, igual que la mayoría de los adornos, un color que daba bastante elegancia al lugar, sin embargo, lo que más me impresionó fue el gran retrato que había, justo encima de la gran chimenea, de la hermosa Rowena Ravenclaw, está llevaba un hermoso vestido azul, lleno de adornos plateados y justo sobre su cabeza, estaba la tan famosísima diadema, protagonista de historias aterradoras de la segunda guerra mágica.
Luego estaban las habitaciones, eran igual de elegantes y cómodas, las camas estaban rodeadas de cortinas azules adornadas con estrellas plateadas que titilaban de verdad, sobre todo de noche, cada uno tenía una mesita de noche y su correspondiente baúl, además de grandes ventanas que iluminaban las cinco enormes camas de cada habitación, a mí me había tocado compartir su habitación con otras cuatro chicas, una de ellas, Aisha, era con la que más había conseguido entablar conversación desde el principio, Aisha era India pero había nacido y vivido desde siempre en Londres y era hermosa, tenía el pelo negro, larguísimo y débilmente ondulado, haciéndolo parecer de revista, su piel era oscura también pero suave y con bastantes lunares, sobre todo por la cara, donde justo tenía uno al lado de sus ojos color chocolate, por si fuera poco, era realmente amable, simpática y muy social, algo contraria a mí en esto último, tal vez por eso nos llevamos tan bien desde el principio, ambas nos beneficiabamos la una de la otra de alguna forma, respecto a las otras tres chicas, una se llamaba Zhigy, tenía el pelo más liso que hubiera visto jamás, además era de un dorado precioso que pegaba a la perfección con sus ojos castaños verdosos, además, tenía una nariz aguileña de lo más llamativa y bonita y era bastante alta, bien podría haber sido modelo, la segunda chica se llamaba Lisande pero todos la llamaban Liss, tenía el pelo castaño ondulado, algo encrespado y los ojos igual de oscuros y tenía una nariz pequeña y respingona de lo más mona pero no era tan alta como Zhigy, la última chica se llamaba Olivia, tenía el pelo rizado y castaño oscuro y tenía unos ojos azules de lo más grandes a los que acompañaba una nariz algo gordita pero perfecta para su cara, por desgracia, no pude tener muy buena relación durante los primeros años pues ellas tres habían decidido ser un grupo a parte, llegando al punto de ignorarnos a veces, tuve que esperar un tiempo hasta descubrir el porqué de sus acciones, mientras, me bastaba con Aisha en Ravenclaw y muchos otros compañeros amables e inteligentes.

Pese a todo, nuestras primeras semanas fueron, aunque ajetreadas, agradables e incluso divertidas, en nuestro primer año teníamos Transformaciones, clase que compartíamos con los Hufflepuff Encantamientos, Pociones, que compartíamos tanto con slytherin como con Hufflepuff, Historia de la Magia, que compartíamos con Hufflepuff y Gryffindor, Defensa Contra las Artes Oscuras, que compartíamos con Gryffindor y Slytherin, Astronomía, que compartíamos con las tres casas Herbología y lecciones de vuelo en escoba, también con todas las casas, eran siete asignaturas de lo más interesantes pero también agobiantes si no ponías empeño, por suerte para mí, llevaba desde pequeña leyendo sobre cada una de las asignaturas y estaba más que deseosa de aprender de verdad, además, al compartir clases con las otras casas podía pasar tiempo con mis amigos, al parecer el hecho de que a Kayoa, Alarik, Era y yo cayeramos en casas distintas no había sido suficiente como para separarnos, lo que agradecía enormemente, incluso, llegando a estudiar juntos en más de una ocasión y dar paseos por los jardines.
Con el tiempo conocimos a más personas y a nuestro grupo se unió el grupo más ruidoso y rebelde de toda Hogwarts, consiguieron ganarse un gran fama como bromistas desde el principio y todos eran de Gryffindor, amigos de Ezra que nos quiso presentar y ya no hubo vuelta atrás, no eran molestas, es más, a veces podían ser hasta divertidos y daban cierta energía al grupo pero lo que más mee divertís era como todos intentaban que Ezra fuera como ellos, sin duda había sido capaz de llevar a cabo mil bromas pero a diferencia de esa actitud de rebelde y burlón que tenían los otros tres, Ezra era todo lo contrario, era imposible esconder su amabilidad que siempre rebosaba allá donde estuviera.
El cabecilla del grupo, el rompecorazones y el peor de todos era Isaac, era alto, algo delgaducho, tenía una nariz dispareja, al parecer se la había roto de niño pero eso le hacía parecer hasta más interesante, su pelo era castaño claro, con el sol podía pasar hasta por pelirrojo y tenía los ojos pequeños pero castaños oscuros y siempre repletos de picardía, era bastante llamativo era cierto, el segundo de los cuatro era Gao, un chico que había vivido en Corea hasta los cinco pues sus padres habían decidido mudarse a Gran Bretaña por trabajo y porque su hijo fuera a Hogwarts, tenía los ojos casi negros, el pelo corto pero algo ondulado, peinado con un tupé que siempre le quedaba bastante bien y una nariz pequeñita, como de ratoncito, era bajito y por eso nadie se esperaba, de una persona así de adorable, que los hechizos explosivos fueran su fuerte, el tercero y último era Kylian, no parecía de los que hacía bromas pues era serio, siempre miraba con aquellos ojos negros hacia el horizonte, como si lo juzgarse todo y tenía el pelo, también negro como la ala de un cuervo y rizado, era muy atractivo pero nadie sabía nunca que pasaba por su cabeza pero, aún así, a Aisha pareció encantarle desde el principio, los cuatro sembraban el caos tanto por la sala común de Gryffindor como por toda Hogwarts pero todos le tenían cierto cariño, además, a ellos se les unió Alarik, como no, era el sujeto perfecto para aquel grupo, todos le querían por su simpatía y sus bromas por lo que una broma de su parte no era tan mala si tras esta estaba su sonrisa.

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⏰ Última actualización: Feb 28, 2023 ⏰

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Agnes SnydeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora