«C a p í t u l o C u a t r o»

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Después de la visita que le hizo a Yoongi por el pedido que Park Jimin le había encomendado estaba ligeramente preocupado por su amigo, si bien estaba feliz de que su rubio amigo encontrara a una persona que despertara aquellos sentimientos en su persona.

No podía ignorar la desfavorable situación en la que el mayor se encontraba, comenzando por el hecho de que estaba enamorado de un doncel cuyo corazón estaba roto e incapacitado para amar y sin mencionar las cláusulas de su labor como Herrero.

Si bien era una dicha dedicarse a aquél oficio por la magia que los envolvía, su preparación era sofocante existían ciertas condiciones que los ataba como una maldición a su tarea.

Hoseok había vivido de cerca el enamoramiento de un Herrero, e incluso el mismo Min Yoongi aún siendo aprendiz le había explicado cuan complicado era para ellos el que tuvieran esos sentimientos.

Para los Herreros el enamorarse era como un pecado que evitaban para no ser condenados, perdían una parte de su integridad, esa parte de ellos que guardaba su poder.

Su corazón.

Por eso era bien sabido que no cualquiera podía ser un Herrero de Corazones, por ello eran escasos y en su mayoría parecían construir una coraza para evitar condenarse a sí mismos.

Los corazones de los Herreros eran una extensión de su persona, al tener sentimientos románticos hacía un individuo una parte del corazón le correspondía a ese ser amado y no precisamente como normalmente sucede con el resto de personas.

Hoseok recuerda perfectamente, aun cuando solo era un niño de unos doce años, como el viejo Herrero al que conoció en Rakellghisk un pequeño reino al sur del Continente.

Aquel hombre conoció a una joven hermosa que trabajaba como camarera en un sucio burdel de la ciudad y quedó perdidamente enamorado de ella.

El Herrero comenzó a visitar todos los días el local, con la finalidad de frecuentar a la hermosa dama e intercambiar un par de palabras, fue entonces que el azabache se percató del drástico cambio de color en los ojos del Herrero, poco después algunos mechones de cabello tomaron el mismo color de sus ojos.

Posterior a esos hechos y cuando el hombre se armó de valentía para declarar sus sentimientos por la chica, esta lo rechazó afirmando estar comprometida y felizmente enamorada.

El amor unilateral del Herrero no lo afectó de inmediato, ocasionalmente presentaba pequeños dolores en el pecho que duraban solo unos segundos, según el hombre era por la resignación que tuvo ante su amor no correspondido.

Pero los verdaderos síntomas vinieron dos años después, cuando la mujer de la que estaba enamorado sufrió un accidente que le quitó la vida, ésto afectó al Herrero y lo mató lentamente.

Hoseok lo vió morir en vida, lo vió perder el brillo en sus ojos, la piel ponerse de un pálido enfermizo, lo vió tener ataques donde el dolor era tanto que el hombre terminaba revolcándose y perdiendo el aliento así perduró hasta que su momento de dejar este mundo llegó.

Unos años más tarde cuando emigró a Whiteridge y conoció a Yoongi, el rubio fue quien respondió sus dudas con respecto a que le había sucedido al viejo Herrero.

Y siempre tendrá presente las palabras del mayor, cuando le terminó su narrativa sobre el corazón de un Herrero.

-Solo podemos enamorarnos una vez en nuestras vidas- el rubio le explicaba con una sonrisa adorable -Porque una parte de nuestra alma permanece con nuestra persona amada.

Los ojos oscuros de su amigo lo miraron brillando con un sentimiento que Hoseok no fue capaz de interpretar.

-Dichosos aquellos qué son correspondidos-.

HERRERO DE CORAZONES    | Yoonmin ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora