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Si había algo que todo Japón concia, era que la Tokio Manji Gang, mejor conocida como la Toman, era unos monstruos sin compasión alguna.

No se metían con la gente normal si no era por un negocio, pero si estas en el bajo mundo, ya seas hombre, mujer o anciano, Alfan o Beta, sufrirás de su ira, siendo torturados, descuartizados y luego ser tirados al mar.

Los únicos que se salvaban eran los niños, esos no los tocaban, y los Omegas tampoco, a ellos los hacían ver como mataban a los otros como advertencia, no los tocaban a menos que hubieran hecho algo que realmente los hiciera enojar.

Secuestros, drogas, contrabando, lavado de dinero, robo, asesinatos y extorsión, eran algunos de sus crímenes.

Pero no siempre fueron así.

Todos comenzó el día en que perdieron a su luz, a su sol, a su ángel que los mantenía cuerdos, los que los salvo, los que siempre les dedicaba esa hermosa sonrisa que era como un calmante, esos ojos tan hermosos eran las joyas más preciadas para ellos, una flor delicada, pura, entre un jardín de espinas que la protegían de todo.

Pero un día........

Desapareció.

Esos años fue una incontable búsqueda por ese Omega que les robo el corazón, primero fueron a su casa, donde vieron que faltaban cosas, y había algo de desorden, Akkun les dijo que chico se fue del colegio tambien.

Eso los desespero.

Poco a poco, al ya no tener a ese chico a su lado, en su manada, fueron perdiendo el control, llegando a ser lo que eran ahora.

Ya no quedaba nada de esa pandilla que se juntaba en ese viejo templo.

La mayoría de los altos mandos estaban destrozados, al ya no tener a su rubio a su lado, y los que conocían a Takemichi en esos años, tambien lo extrañaban, era la luz de Toman, que dejo un gran hueco en ellos.

Unos por el amor que sentían, otros por admiración, por cariño y compañerismo.

Claramente Toman no fue el único que sufrió.

Tenjiku como Brahman terminaron igual, con los que tuvieron el honor de conocer el rubio, con el corazón destrozado.

Claramente Takemichi no estaba enterrado de nada.

Se había pasado esos años dedicado a sus hijos, y en Estados Unidos no pasaban mucho de noticias de Japón, así que no estaba enterado de eso.

Y hablando de nuestro lindo Takemichi.

Estaba en la casa que compro en Tokio, era espaciosa, suficiente para que sus hijos estuvieran cómodos, que miraban todo con emoción.

Ah, y tambien un área de entrenamiento para ellos.

Tenían 10 años pero tenían muchas energías y fuerza, y para que se mantengan en forma y no terminaran como él, les contrato un entrenador personal de yudo, para que se pudieran defender perfectamente.

Estaba en la sala sentado mientras hablaba con su madre por teléfono, ella se quedo en Estados Unidos para dirigir el negocio de la familia, tambien estaba hablando con ella sobre buenos colegios para "su mini pandilla" como solía decirles, porque de verdad parecían una pandilla.

Takemichi: -yo digo que el instituto Morinomiya es mejor, tienen desde guardería a secundaria, y si tardo en buscarlos pueden esperar en la guardería- dijo revisando el folleto de la escuela -tiene buenos profesores y un buen programa de estudios-

Su madre, Tsutsuji Hanagaki, apoyo la decisión e su hijo.

Tsutsuji: -tienes razón, además, la directora de ese lugar es vieja compañera mía, así que podre hablar por ti para hacerles espacio-

Takemichi: -muchas gracias mamá- dijo con alivio

Fuyuka: -¡¡mamá!!- grito la niña corriendo donde su madre

Takemichi: -¿Que paso mi vida?-

Fuyuka: -Ichiro le pego a Ryu porque ambos quieren la misma habitación- explico la pequeña -y estas discutiendo-

Takemichi: -(igualitos a sus padres)- pensó recordando como esos chicos resolvían todo con golpes -me tengo que ir mamá, te quiero-

Tsutsuji: -yo igual te quiero, manda un beso a mis nietos-

Takemichi: -de tu parte mamá- y corto la llamada

Junto a su hija fue a la parte de arriba de la casa, donde se encontró a Ichiro y Ryu discutiendo, siendo detenidos por el resto, exceptuando a Tomoe y Riku, el primero miraba todo con preocupación, mientras el otro estaba durmiendo apoyado en su hermano.

Takemichi separo a sus hijos mientras les mandaba un regaño de no pelearse de esa forma y menos siendo hermanos, los niños bajaron la cabeza, siendo observados por el resto de niños.

Luego, a petición de Takemichi, se abrazaron y se dieron un beso en la mejilla como disculpa, claramente ninguno querían abrazarse, y menos darse un beso en a mejilla.

Pero todo por mamá.

Luego de eso, Takemichi designo cada cuarto a un hijo, para luego ir a su oficina y hacer llamadas, como revisar papeles.

Principalmente las llamadas eran para pedir que trajeran muebles a la casa.

Tomoe: -¿Mamá?- dijo tímido entrando a la oficina de su madre

Takemichi: -¿Si mi cielo?- dijo dejando unos papeles en el escritorio -(aun no me puedo acostumbrar a ver a un mini Baji tímido)- pensó con gracia

Tomoe: -¿Puedo estar contigo?- 

Takemichi: -claro corazón- dijo con una cálida sonrisa

El niño, con una sonrisa en su cara, fue donde su madre y se sentó en su regazo, para luego seguir con su trabajo, con el niño recostado en su pecho, disfrutando del calor de su madre como su olor.

Unidos de nuevo [All x Takemichi] [Tokio Revengers] [Omegaverse]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora