Chapter seven.

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Narrador omnisciente

Ellie se encontraba enfrente una gran puerta de cristal. La observó detenidamente y al final la abrió empujando a su vez la silla de ruedas en la que se encontraba Harry. Pasó dentro y se sentó en la sala de espera. Observó a Harry con ternura. Estaba nuevamente dormido y una graciosa arruga se le hacía en el entrecejo. Ellie suspiró y volvió a leer la carta que se encontraba en ese sobre rosa:

Estimada Sra. Jean,

Hemos podido observar que el comportamiento de su hijo no es demasiado... normal. Cosa de la que no debe preocuparse, ya que después de lo sucedido nada vuelve a la normalidad en un abrir y cerrar de ojos.

Creemos que su hijo podría haber retrocedido en cierto modo... 'atrás en el tiempo'. Aunque eso no se lo podemos asegurar, no somos psicólogos. Por eso mismo le escribimos esto, le recomendamos que visite a una psicóloga para saber con certeza qué le ocurre. Le recomendamos a la Sra. Evans, le dejamos una tarjeta con su dirección.

Un cordial saludo,

El doctor Barret.”

Ellie leyó la carta numerosas veces. Ya se la sabía de memoria. Entonces, alguien se puso a llorar. Los llantos eran cada vez más y más fuertes. El sonido era devastador. Ellie volteó a ver quién era el culpable de semejante ruido y se topó con un Harry que no paraba de berrear como un niño chico.

-Harry cariño... -intentó tranquilizarlo su madre, obteniendo vanos resultados.

El chico lloraba cada vez con más intensidad. Su cara se estaba tornando roja y la madre no sabía que hacer. Toda la sala estaba pendiente de ellos dos. Ellie se enfureció. ¿Acaso la gente no sabía meterse en sus propios asuntos?

-¿Harry? ¿Harry Jean? -anunció una voz.

-Sí, aquí -respondió Ellie mientras tomaba la silla de Harry.

Entró rápidamente en la sala, donde una chica de ojos miel y una coleta castaña los esperaba.

-Hola, soy Rachel, encantada -se presentó.

-Soy Ellie, y éste es Harry -dijo Ellie presentándose por los dos.

Harry miró a la chica. Había dejado de llorar y ahora tenía los ojos rojos.

-El doctor Barret me dio esta carta, ¿lo conoce? -preguntó Ellie tendiéndole el sobre.

Rachel tomó el sobre y lo abrió con delicadeza.

-Claro, es mi marido -respondió ella toda satisfecha.

Ellie dejó ir una sonrisilla. Ahora entendía porque Barret la llevó a esta psicóloga. Rachel se puso a la altura de Harry y le acarició los rulos.

-¿Cómo estás cariño? -le preguntó delicadamente.

Harry se limitó a mirarla asustado y se tapó los ojos con las manos. Rachel sonrió enternecida.

-Voy a llevármelo a hacer unas pruebas. Puede quedarse en la sala de espera. Tardaremos unas horas -dijo Rachel dirigiéndose a Ellie.

Ellie asintió con la cabeza y se marchó después de darle un tierno beso a su hijo en la frente. Una vez estuvo fuera Rachel se dirigió a Harry. Lo cogió de las manos.

-¿Puedes andar cielo? -le preguntó.

Harry no respondió. Rachel intentó levantarlo, pero al sacarlo de su silla Harry cayó al suelo provocando nuevamente el llanto de éste.

-Shh... no pasa nada, no pasa nada -dijo Rachel mientras lo tomaba en brazos.

Harry siguió llorando mientras envolvía las piernas en la cintura de Rachel. Posó su cabeza entre el hombro y el cuello de ésta y Rachel lo meció con cariño. Intentó volver a ponerlo en su silla, pero se negó. Rachel no tuvo más remedio que llevarlo en brazos hasta la sala en la que observaría su comportamiento. Una vez llegaron, Rachel se deshizo de Harry y lo dejó en el suelo de una sala. No en una sala blanca y desoladora, no, era una sala de juegos para niños. Estaba lleno de juguetes y con colores muy vivos.

-Me tengo que ir un momento ¿vale? -le dijo Rachel a Harry.

Igual que antes, Harry se limitó a mirarla. Rachel le dedicó una sonrisa y se fue de la sala. Se dirigió a otra más pequeña donde podía observar el comportamiento de Harry a través de unas cámaras de seguridad.

Harry cogió un delfín de peluche que había en el suelo. Lo miró inseguro y después se puso a zarandearlo arriba y abajo. Instantes después, el peluche se le escapó de las manos y Harry se puso a llorar desconsoladamente. Entonces, vio un chupete en el suelo. Se lo puso en la boca y se tumbó en el suelo. Al rizado se le cerraban literalmente los ojos. Y así, tumbado en el suelo y con un chupete en la boca, el chico de dieciséis años se durmió en el suelo mientras en otra sala, una chica lo miraba más que enternecida a través de unas cámaras de seguridad.

n/a: ¡Hola! ¡Capítulo nuevo! ¡Por fin!  *hace baile raro*  ¡Espero que os haya gustado y si es así recibir un voto y un comentario!  ( ha rimado :') )

¡Kisses! .xx

Manhattan Lee <3

PD: En multimedia una imagen de la que sería la habitación en la que Rachel deja a Harry.

Vuelve a levantar - Harry Styles (#Wattys2015)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora