CAPÍTULO 10

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La deliberación de la reunión de Estado que el rey Bashah había sostenido durante casi tres horas, cinco días atrás, dejó un regusto amargo para el líder de Azhat. No le agradaba la idea de conceder un indulto a su exmujer. Había estado a punto de causar una crisis de seguridad al tratar de robar los archivos que guardaba en una de las oficinas del palacio, para entregárselas a Hassam.

Moesha tenía el cuerpo de una diosa, pero era al mismo tiempo una completa alimaña. Para conseguir la llave de la oficina, altamente resguardada, no había dudado en utilizar las artes más mundanas. Había avergonzado a Bashah, a la familia real y al pueblo de Azhat. La infidelidad de Moesha jamás trascendió, pero Bashah no olvidaba. Los guardias que se acostaron con Moesha fueron expulsados del país. Y la princesa de Ushuath fue obligada a firmar el divorcio, sin pedir compensación, y aceptar que era una persona non-grata con la consigna de no volver a pisar Azhat.

Y ahora, Bashah tenía que tragarse el orgullo por su pueblo para mantener la paz. Pero sobre todo para proteger a su hijo. No iba a permitir que Moesha ensuciara el nombre de Samir. Mucho menos el de Adara.

Para preservar la paz, y la seguridad de los ciudadanos de Azhat, así como para evitar una posible repetición de la revuelta acaecida ocho años atrás, a la denostada exprincesa de Azhat y exesposa de Bashah Al-Muhabitti, se le concedería el honor de volver a estar junto al rey. No habría papeles ni comunicados de prensa en que se disculpara por la supuesta infidelidad de Bashah ni mucho menos.

El rey y jeque de Azhat había accedido a acudir con Moesha a dos actos públicos para demostrar que mantenía buenas relaciones, sin rencores por el pasado, y dar a entender que también extendía su interés de mantener una bandera de paz con el rey Hassam.

El primer acto tuvo lugar esa mañana.

Bashah se encontró con Moesha en las instalaciones de una escuela rural que albergaba niños de escasos recursos. Era una infraestructura con capital local y extranjero que se había levantado en poco tiempo e inaugurado dos meses atrás. Servía para dar clases gratuitas de idiomas a los niños de la zona.

La presencia del rey, y la joven princesa, causó el revuelo que el Consejo de Ministros esperaba. Bashah se dejó fotografiar junto a Moesha, quien no perdió oportunidad de apegarse como si tuviera el derecho de hacerlo. Imposible que Bashah la apartara, pues hubiera enviado el mensaje equivocado... y ella lo sabía.

Durante un breve discurso, Bashah expresó su alegría de saber que poco a poco habría más aulas disponibles para albergar más alumnos. Felicitó a los niños por sus progresos cuando, unos entusiasmados maestros los instaron a hacerle una demostración de sus aprendizajes sobre la cultura de Azhat en varios idiomas.

Moesha intervino expresando su agradecimiento al nuevo rey por su calidez y generosidad. No perdió oportunidad de manifestar que en el reino de Ushuath también abogaban por una educación de calidad para sus ciudadanos.

—No entiendo por qué has montado todo este lío, Moesha, pero si intentas causarme problemas no me importará tener que tomar medidas bélicas si es necesario para apartarte —expresó una vez que acabó el acto y una limusina los llevó a ambos de regreso al palacio Al-Muhabitti para un almuerzo. Ese era el segundo acto... o al menos así lo esperaba Bashah.

—Estoy arrepentida... Solo quería demostrarle a Hassam que podía ser tan astuta como él...

—¿Acostándote con tres de mis guardias de seguridad, Moesha? —preguntó mirándola con hastío. Contempló esos ojos almendrados y delineados de kohl. El cabello lustroso en ondas hasta la espalda. Llevaba un traje de una tela muy costosa en tono aguamarina que coqueteaba con sus generosas curvas. El cuerpo de Moesha era una obra de arte. Pero lo dejaba frío—. La prensa hará su trabajo con la presencia de ambos hoy. Creo que es suficiente para tus propósitos y la petición de tu hermano de una disculpa pública. Aún cuando él sabe que no la mereces. Lo hago por la paz de mi gente. Y quiero que eso te quede claro

Entre las arenas del tiempo (MAKTUB 1) - COMPLETADA.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora