Podrás creer que estoy loca, pero yo por si acaso, ya me voy preparando.

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Mi nombre es Laura, tengo 35 años y una cobaya como mascota.

No tengo demasiado en esta vida, lo suficiente para haberme podido independizar de mis padres con el sueldo de limpiadora de banco. Vivo en un tercero sin ascensor y hasta hace poco, subir y bajar a diario era el único ejercicio que realizaba.

Pero estoy cambiando, y no por gusto precisamente. Tengo la ligera impresión de que el mundo está a punto de explotar, y yo voy a poner todo de mi parte para no ser la primera en morir.

Me encantan las películas, series, novelas... mi pasatiempo favorito es descubrir películas malas y analizar lo único que hacen bien. Pero sobre todo, adoro las películas de apocalipsis. De cualquier tipo: Zombie, desastres naturales, extraterrestres...

Pero siempre he tenido algo muy claro: Si estuviera en esa situación, yo sería la primera en morir. Apenas sé poner un pie delante del otro sin caer. No me imagino empuñando una pistola (ni sabría donde conseguir una), y mucho menos un arma de combate. En mi mente me gustaría imaginarme como Megan fox en transformer, siendo una mujer fuerte y decidida con sus mini short y pelo ondeando al aire. Pero soy consciente de que sería la típica chica tonta que muere la primera. Y si piensas que al menos sería la chica guapa, te equivocabas. Soy más bien la amiga "simpática" que la palma a la primera de cambio y de la que nadie vuelve a acordarse en toda la película, además a duras penas sale en los créditos.

Y no, no estoy siendo pesimista. Más bien afronto la realidad que me ha tocado vivir. Hasta hace poco no me importaba encerrarme un viernes por la noche en casa con Marilyn (mi cobaya), a comer porquerías, ver series, y no ducharnos hasta el lunes por la mañana. Pero desde que el mundo empezó a dar señales, he empezado a plantearme una cuestión. Si voy a morir, ¿Seré de las que luchan o de las que chillan?

Supongo que os habréis enterado ya, pero si no, os pongo en situación. Hace 2 años, el mundo entero se paralizó a causa de una pandemia mundial. Era algo que nunca imaginé que viviría, pero que desgraciadamente he terminado interiorizando cómo "normal". Los meses pasaron y la vuelta a la "nueva normalidad" parecía que estaba cada día más cercana. Aunque ahora la sociedad está emperrada en seguir disfrutando del teletrabajo, la telefregona aún no ha llegado a la vida de las limpiadoras de oficinas, por lo que mi "nueva normalidad" incluía bata, guantes, mascarillas y mucho desinfectante.

Todo bien hasta ese punto. Me ampliaron las horas, ganaba más dinero, pude ponerme más plataforma de streaming en casa y comprarle una nueva jaula a Marylin. Llegué a acostumbrarme a llevar mascarilla y ya no sentía que me asfixiaba durante el trabajo. Incluso llegué a pensar que me estaba poniendo en forma. Pero no os engañéis, tras la cuarentena tuve que pedir una bata de trabajo más grande a la empresa y aún no he vuelto a la anterior.

Y aunque todos pensábamos que la situación estaba retornando, una serie de catástrofes han empezado a asediar el mundo. Volcanes en erupción, lluvias torrenciales, riesgo de tsunami. No sé a vosotros, pero yo he visto las suficientes películas cómo para saber que esto no acabará bien.

Así que aquí estoy, escribiendo mis planes de supervivencia para las diferentes catástrofes que nos podemos encontrar. En todos ellos hay algo en común. Ser capaz de llegar corriendo al coche sin morir en el intento.

Hasta ahora, bajar las escaleras con una mochila resulta complicado, pero estoy segura de que con algo de entrenamiento conseguiré batir mi marca personal. Pero tened en cuenta que, como buena "joven" que vive en un piso alquilado de renta baja, no tengo garaje donde aparcar mi coche, por lo que la tarea se me complica cada día ya que el coche cambia de aparcamiento a diario. El día que consigo aparcar justo en la puerta de mi edificio, le pido a los astros que, si pasa algo, que sea ese día.

También soy consciente del embudo que se crearía en las ciudades en caso de "salida inminente de todos", por lo que estoy en la búsqueda de un plan de evacuación mejor.

¿Hacer una trinchera en tu propia casa en caso de ataques zombie será muy complicado?

Y si te estás preguntando qué puedo tener de especial para que sigas leyendo mi historia. Pues tengo lo mismo que tú, nada. Una persona más en este mundo desastroso intentando sobrevivir al apocalipsis que yo misma me he montado. ¿Te vienes?

No te creas tan inmortalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora