Prólogo

51 18 0
                                    

Él estaba sentado en un tocón mientras miraba al cielo estrellado.

—Fue mi culpa —afirme —. Sí no le hubiera gritado no se habría ido...

Él me miró de reojo, sin decir ni una palabra.

—¿Y si está muerto? ¿Y si nunca más vuelve? ¿Y si se lo llevaron? ¿O si se quedó atrapado?

Espere a que me contestará, pero esta vez ni hizo un ademán de mirarme.

—¡Contesta mierda!

Bajo la mirada con el ceño fruncido.

—¡Qué quieres que te diga! ¿¡Acaso tengo cara de adivino!? —Dio un largo suspiro y esta vez me habló con un tono menos severo —. Él va a volver, siempre vuelve. —Se levantó del tronco para acercarse a mí.

Yo di un paso atrás

—Oh vamos no seas así.

Hizo otro intento pero yo di otro paso atrás.

—No te importa ¿verdad?— negué con la cabeza —. Por qué iba a importarte.

Esta vez no di un paso atrás, me di media vuelta y me fui.

—¡Marie!

Apresure el paso porque sabía que me iba a seguir. Pero ¿Por qué nunca me dejaba ir?

La Rosa Del Cuervo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora