BODA AJEDREZ

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La rosa volaba por los aires, el cuervo la seguía con movimientos cautelosos.
Las Palomas blancas se asomaban en el cielo. Ráfagas de viento provocaron la caída de dos de sus pétalos.
El cuervo sintió algo que nunca se imagino: el impulso de ayudarla por su propio bienestar.

Ya había pasado una semana desde que vi a Dandre y lo del suceso raro en mi casa. Las conversaciones con Paloma habían sido de lo más normal, en ningún momento ninguna menciono a Dandre ni otra cosa. Tampoco le conté sobre lo sucedido en mi casa, sólo le conté que un día me había encontrado a un pastor alemán gruñendome y que yo había salido corriendo de aquel supuesto lugar.

-¿Corvo?

Levanté la vista. El profesor me miraba esperando mi respuesta. Había estado tan sumergida en mis fantasías de Los Gatos Guerreros que no había estado prestando atención a la clase. Mire el pizarrón observando los números, letras, figuras y.... Dios qué es eso, ¿cuándo cambiamos de tema?

-¿Y?

-Yo....

-Yo no es la respuesta, esto va a afectar a su nota, Marie, será mejor que preste atención para la siguiente clase.

Se escucharon las risillas de mis compañeros.

-Así será profesor. -Sin querer la voz me salió con una nota de desdén.

El profesor me miró con mala cara.

Finalmente el timbre sonó dando a entender que era hora del recreo de diez minutos. Salí del salón dando saltitos de felicidad, bye profesor de matemáticas.

Me encamine a la biblioteca con la idea fija en buscar algún libro que llame mi atención. Entre dejando de dar saltitos.

-Buen día -me saludo el bibliotecario.

-Hola.

E aquí mi gran búsqueda del libro adecuado para mi entretenimiento. Camine mirando las estanterías pobladas de libros: Narnia, Misterio en Cabo Polonio, Crimen en Buckingham Palace, La misma cantidad de osos, Latido, Crepúsculo, Hush Hush. Me pare en seco al ver que el gran juego de mesa no estaba en su lugar, porque sí, en este lugar ese juego de mesa era lo más valioso para terminar con el aburrimiento.

Me dirigí a las mesas y efectivamente el gran codiciado ajedrez estaba siendo usado. Mis ojos se detuvieron en el único jugador: Dandre Blake. Pocas veces había jugado al ajedrez, entre ellas por un caso extremo de aburrimiento. Por lo tanto se me hacía extraño ver a una sola persona jugando ¡Contra él mismo! ¿Acaso eso se puede hacer? Sin pensar dos veces lo que hacía camine a la mesa donde se encontraba Dandre.

Me senté en la silla en frente de él, sin preguntar si podía, por cortesía claro (cosa que carezco).

-Marie -dijo él dándose cuenta de mí abruta aparición.

Me sonroje levemente al escuchar min nombre saliendo de él. Ahora ya sabía mi nombre y todo, ¿o ya lo sabía desde antes? Sin duda tenia unos ojos preciosos, ni hablar de su figura. Mire el tablero para dejar de verlo, ya estuve un buen rato. Con calma, no nos regalemos.

Habían piezas por todos lados. Fuera del tablero habían cuatro peones negros y cinco blancos, un caballo blanquito, dos alfiles de diferentes colores y otro caballo blanco. Buscando una distracción entretenida empecé a tomar las piezas que habían caído en la maravillosa batalla que se libraba en el tablero de Dandre, así colocándolas de una forma un tanto ¿romántica?

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⏰ Última actualización: Oct 11, 2022 ⏰

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