𝟎𝟏𝟓 | 𝐒𝐢𝐧 𝐏𝐚𝐥𝐚𝐛𝐫𝐚𝐬

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-T.

Era extraño como una simple letra hacía la sonrisa de Olive crecer cada vez más. Pero era mucho más extraño como esa misma letra venía acompañada de un rostro que se presentaba cada vez más en la mente de la Gilmore.

Tristan Dugray y Olive Gilmore no eran precisamente amigos.

¿O sí?

Ni siquiera Olive lo sabía.

Se sentía tan cómoda en la presencia del rubio que parecía que así era, que eran amigos. Amigos de toda la vida.

Pero, Olive era amiga de Kovy y no era lo mismo. Para nada.

Eran distintas sensaciones que Olive aún no podía ubicar bien. Pero eran parecidas a las que rodeaba al pueblo de Stars Hollow en las fechas del festival de fogatas. Dicha celebración era una de las favoritas de la castaña; le encantaba como el pueblo entero se envolvía en un aura llena de amor y unidad, como las estrellas parecían intensificar su brillo durante las noches, como las parejas se acurrucaban frente al fuego, compartiendo deseos, memorias, lo que sea. Era de las festividades más esperadas para la Gilmore, y sumándole las risitas que Olive solo podía desprender desde que recibió una bicicleta nueva, nada podía echarle a perder el buen humor o bajarle la sonrisa que parecía agregarle color a su rostro.

Excepto una efe.

-Hable con tus profesores, y estamos de acuerdo en que deberías tomarte un descanso.

Y una suspensión.

Olive miró boquiabierta a la mujer frente a ella.

-¿Cómo dice?

-Después del pequeño percance en el entrenamiento de la semana pasada hablé con tu consejero. De ahora en adelante no podrás asistir a las prácticas del equipo. Creemos que lo mejor sería que empezaras a reunirte con él para-

-¿No-no podré jugar voleibol? -habló Olive, sintiendo como se formaba un nudo en su garganta. -¡N-no! Yo-yo puedo redimirme con lo de la práctica pasada. Le prometo que no volverá a ocurrir. ¡Haré horas extras!

-¡Olive! -llamó la mayor con seriedad. -Ya no son simples sangrados nasales, si te desmayas una tercera vez tendremos que sacarte del equipo. Definitivamente. ¿Comprendes?

Olive tragó.

Y asintió. Muy a su pesar.

Los siguientes días fueron en picada; los ánimos de Olive fueron cayendo poco a poco incluso cuando Taylor Doose le propuso ser parte de la organización del famoso evento del fin de semana. Ni siquiera hacer algo como ayudar en el pueblo, una actividad que encontraba siempre renovadora podía desaparecer las pequeñas arrugas que empezaban a formarse por el ceño hundido de la Gilmore.

𝐎𝐥𝐢𝐯𝐞: 𝐚 𝐆𝐢𝐥𝐦𝐨𝐫𝐞 𝐠𝐢𝐫𝐥Donde viven las historias. Descúbrelo ahora