IV

947 90 2
                                    

1

La luna brillaba resplandeciente durante aquella noche de lluvia, filtrando su luz por las nubes cargadas de agua e iluminando algunos callejones abandonados y desolados. Aunque las luces de las farolas de las calles de Metrópolis opacaban un poco su brillo natural, impidiendo notar su belleza.

La lluvia caía fría y constante, mojando el rostro del azabache que se encontraba parado sobre el techo de un edificio no muy alto. Sintiendo las gotas de lluvia caer contra su piel, deslizándose, dejando una sensación de alivio y relajación que no era capaz de sentir muy a menudo.

Un suspiro salió de los labios pálidos en un intento por dejar salir la pesadez que embargaba el pecho del joven maravilla. Abrió sus ojos jade nuevamente y observo a través de su antifaz oliva los carros pasar por la avenida, observa a unas pocas personas caminar protegidos por una sombrilla y sonríe al escuchar el sonido de la lluvia aminorando el usual bullicio de las calles.

Camina un poco intentando apaciguar las náuseas que están atrapadas en su garganta y el dolor que quema su pecho con intensidad, le cuesta un poco respirar pero intenta llevar un ritmo tranquilo y pausado para no ahogarse, no sabe cuánto tardará Superboy pero sería malo si lo encuentra vomitando sangre y flores.

De repente se tambalea y pierde el equilibrio cerca de la cornisa, saca su gancho listo para sujetarse de alguna otra cornisa cuando siente que alguien le toma de la muñeca con fuerza.

Observa hacia arriba con dificultad debido a la lluvia y ve dos perlas azules brillando con sorna y burla.

Su pecho se estruja.

― ¿Estás bien? - le pregunta cuando lo deja nuevamente en el tejado. - No sabía que la lluvia entorpecía a los murciélagos.

La burla implícita hace sonreír ligeramente al mayor, sorprendiendo a Jon por no haber soltado un comentario mordaz.

―Gracias - murmura y Jon sonríe con alegría y orgullo mientras le resta importancia.

Damián le observa y por unos segundos se pierde en su sonrisa brillante.

Un mareo lo golpea repentinamente sacándolo de su ensoñación y apenas retrocede un paso cuando Superboy se precipita a su lado, pero Robin levanta su mano deteniéndolo y recomponiéndose enseguida, haciendo de cuenta que nada ha pasado

El menor de los dos se preocupa y no tarda en preguntar por su estado inusual de salud, teniendo el recuerdo de su pañuelo blanco teñido de carmín.

― Caminemos un poco - sugiere Robin evadiendo su pregunta.

Lanza su gancho a una cornisa cercana y se balancea hasta que es capaz de aterrizar en la acera, seguido de un irritado y preocupado Superboy.

Ha pasado un tiempo desde que Damián comenzó a comportarse de forma extraña, distante, pero no importaba cuantas preguntas le hiciera su compañero nunca contestaba nada. Jon estaba muy preocupado por su salud, aún más desde su reciente descubrimiento en el baño de aquel local. Parecía que día con día Damián se descompensaba, haciendo evidente su alarmante estado.

― Oye D... no te ves muy bien - murmura caminando hasta estar a su lado, esperando un gruñido por parte del demonio, pero nada paso.

Jonathan voltea a verlo expectante por su falta de respuesta y lo encuentra con el ceño fruncido y una mano cubriendo sus labios con rudeza. Su cara tiene un gesto de dolor y angustia, como si temiera que algo sucediera... ¿pero qué?

― ¿Robin?

Damián escucha su voz pero no es capaz de responder, el nudo en su garganta es dolorosamente presionado por las flores que amenazan con salir y su pecho quema tanto que siente como si tuviese brasas ardientes. Camina un poco para intentar recuperar la compostura pero rápidamente se tambalea.

HanahakiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora