CAPITULO UNO

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CUMPLEAÑOS


El tiempo para mi es relativo, solo es el pasar de las horas, los minutos y los momentos de las personas que se esfumarán en el olvido.

— ¡Mama! Ya llegué a casa —grité mientras ponía las llaves encima de la mesa —¿mamá?

— ¡Aquí! —escuché gritar a mi madre mientras me dirigía hacia el porche de atrás.

Encontré a mi madre en el patio trasero preparando el almuerzo en el horno al aire libre que compramos el año pasado. A mi madre siempre le ha gustado cocinar, aún recuerdo cuando me hacía esos deliciosos postres de pequeña y me los empacaba para la primaria.

— Hola mamá— dije mientras me acercaba para abrazarla.

— Hola cariño ¿Qué tal tú día?

— Aburrido, no pasó nada interesante la verdad —dije un poco desinteresada — Mmm huele delicioso - extendí mi mano para coger un trozo de pan que había en un plato, pero no alcancé a coger nada porque mi madre me dio un manotazo - ¡Auch! -me quejé mientras mi madre retiraba el plato fuera de mi alcance.

— Aún no Hannah, todavía le falta mi salsa secreta, además primero ve a lavarte las manos.

— Pero, pero... solo es pan— intenté decir.

— No importa. Ve — dijo señalando hacia la puerta.

— ¡Ush! esta bien. 

Me lavé las manos lo más rápido que pude, tenía muchísima hambre, — nada raro en mi.

Al bajar me encuentro con un majar, se me aguó la boca de solo ver la comida puesta en la mesa. Y lo mejor era que además mi madre había preparado mi comida favorita, la lasagna, casi di un gritico de la emoción.

— ¡Pero mamá que es esta delicia! — expresé mientras me lamía los labios—¿A qué se debe?

— ¿¡No me digas que lo olvidaste!?

— ¿Olvidar que? — dije mientras me llevaba un pedazo de lasagna a la boca.

—¡Hoy es tu cumpleaños número 17! ¡Feliz cumpleaños mi amor! — antes de poder reaccionar mi madre ya me estaba llenando la cara de besos.

- ¡Oh por Dios lo había olvidado! — es que toda esta semana he estado muy estresada con los exámenes y se me a pasado por alto. Que tonta, además ¿Quién olvida su cumpleaños?

— Se supone que tu eres la de la memoria prodigiosa— dijo riendo —¿A qué hora viene Paula?

— Verdad Paula, no recordaba que ella también vendría— mi madre sonrió ante mi descuido.

— ¿En que planeta vives hoy? ¿Marte? ¿Júpiter?

— Ups. 

Escuché que tocaron el timbre de la casa 

— ¡Voy yo! debe ser Paula.

Salí corriendo en dirección a la puerta y al abrirla efectivamente era Paula, venía impecable como siempre, con su inconfundible estilo vintage, vestía unos pantalones básicos azules con una correa negra, una sudadera roja que hacía juego con sus converse rojos, traía su cabello corto suelto con un par de pinzas amarillas que resaltaban el azul de sus ojos.

Me fijé en sus manos donde traía un paquete de regalo pequeño. Me lo extendió.

— Feliz cumpleaños a la mejor amiga del mundo — dijo mientras ponía el paquete en mis manos.

Nuestro Primer Eclipse LunarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora