Capítulo tres.

1.4K 94 13
                                    

————☁︎︎————

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

————☁︎︎————

Recordé como Clarke había dicho que se despertaba en la madrugada, y como me quedé de guardia en la noche con un par de chicos más, la observé; no era la primera vez que la veía, pero ahora si sabía que iba a hacer.

Me bajé de mi posición mientras pensaba lo increible que era el cuerpo humano por hacer todo tan sincronizado. Caminé dentro del ala médica para verla al fondo con un balde y escuchando como hacía arcadas.—No tienes que vomitar si tienes arcadas—solté acercándome. Ella se sobresaltó para mirarme y suspiró cuando notó que era yo.

—Voy a vomitar.

—No porque sientas que vas a hacerlo significa que lo harás—me acerqué y ella se colocó en cunclillas—. Y no deberías apretar tu estómago—hice un silencio.— Se supone que tú eres médica, sábes que hacer.

—¡Estoy cansada!—soltó mirándome.—¡No quiero vomitar más! ¡¿Tanto te costaba guardártelo en tus pantalones?!

—¿Ahora resulta que yo tengo la culpa?—pregunté divertido ante su molestia—. Que yo recuerde tu esperabas que lo sacara.

—Solamente cállate—entrecerró sus ojos y suspiró, levantándose. Me miró segundos mientras esperaba que me dijera algo.

—¿Qué ocurre?

—Pensaba—murmuró.

—¿En qué?

—Ojalá tenga tu cabello—solté una risa ante la recurrencia. Ha de admitir que no he pensado en el bebé, solamente no logro procesar todo aún. Se sentó en la tabla de madera  con mantas que falsificaba ser una camilla de enfermería.

—¿Y si te vas a acostar a tu carpa?

—El embarazo me hace sentir sola—confesó mirándome mientras se acostaba.—No me gusta sentirme sola.

—Pero no estás sola.

—No ahora—cerró sus ojos mientras yo la veía— ¿Estas bien con el hecho que lleve a tu hijo? ¿De verdad quieres esto?

Hice un silencio—Creo que si pudiera elegir, no hubiera mejor persona.

Giró su cabeza hacia un costado para mirarme—Eso fue tierno. Me gusta la parte de padre baboso tuya.

Reía—¿Estas drogada?

—Solo cansada—confesó suspirando.—No te preocupes por mi, vuelve a dormir.

—Clarke, estoy de guardia—reí.

—¿Te has cambiado las vendas?

—Si—asintí ante su preocupación.

—Espero que el niño no herede tu falsedad porque se que no lo has hecho.

—No tuve tiempo.

Correlación//BellarkeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora