9 Fin De Un Sueño

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Despertó lentamente boca abajo sobre la cama más suave que hubiese tocado en su vida. Estaba completamente desnudo, solo una suave sabana le cubría los glúteos. Respiro hondo y sonrió sin abrir los ojos. Se negaba a despertar

Sintió suaves roces al mismo tiempo en diferentes partes de su piel. El aroma le dijo que eran, pero abrió los ojos para comprobarlo

- Buenos días, princesa - dijo una voz encima suyo

- Sigo dormido - dijo mirando la suave lluvia de pétalos rojos que caía sobre él

- ¿Entonces quién se va tomar el desayuno delicioso que nos trajeron? - dijo Blaise

- No me puedo mover - dijo Arthur haciendo una mueca de dolor

- ¿fui demasiado torpe? - pregunto Blaise preocupado

- Fue tal como lo soñé - dijo Arthur girándose - disfrute cada segundo. Gracias. Por segunda vez en mi vida, me siento completamente satisfecho

- ¿Cuándo fue la primera vez? - pregunto Blaise curioso

- Antenoche - dijo Arthur abrazándose a su cuello

- ¿Me dejas probar algo? - pregunto el millonario besando suavemente su clavícula derecha

- Creo que anoche no quedo un milímetro de mi sin explorar - dijo Arthur dándole besos suaves en el cuello

- Anoche yo te concedí un capricho - dijo Blaise - concédeme tú ahora uno a mi

- Todo los que quieras - gimió Arthur

Una mano le acaricio el muslo derecho mientras se acomodaba entre sus piernas. Los labios ascendieron hasta llegar a los suyos. Era un beso lento, suave, delicado, como los pétalos de rosas que ahora estaban dispersos por toda la cama. Daba la impresión que las manos que recorrían su piel sentían miedo que en cual cualquier momento desapareciera, pues no eran dignas de tocarla.

- Relájate - le susurro su amante - tan solo déjate adorar

Los besos bajaron por su pecho, por su vientre hacia el sur de su cuerpo, cruzando el territorio de la torre erguida que debería dispensar vida. La misma que se encontró deseando albergar en su vientre

Los labios y lengua asaltaron su hombría de tal manera que le fue imposible reprimir el gemido que nació de lo más hondo de su ser. La boca bajó la torre de carne hacia la cama de tal manera que sin dejarla ir, la lengua se coló entre sus glúteos lastimados, pero lejos de provocar dolor solo lo volvía a empujar a los fértiles terrenos del placer

La inspección que la lengua hizo de su interior fue minuciosa pero muy placentera. Si antes esa zona le había dolido, ahora solo lo llevaba al éxtasis. Todo era con calma, sin prisas. Con la delicadeza que Blaise imprimía en cada cosa que se relacionaba con él

Los besos siguieron bajando por sus muslos hasta llegar a sus pies, y volver hacia arriba. Lo estaban adorando como a un dios y no sabía será digno de ese trato. Los labios hicieron una parada especial sobre los suyos mientras Blaise se acomodaba entre sus piernas, antes que una legua inspeccionara palmo a palmo cada milímetro de su boca.

Un brazo fuerte rodeo su cintura y él envolvió sus piernas alrededor de la cintura de su amante. Una caricia suave recorrió su rostro y él abrió los ojos para perderse en la mirada cargada de infinito amor que tenía frente a él

- No sé si soy digno de que sientas algo por mí - dijo Blaise -, pero si no lo soy, tenme piedad y no te alejes de mí. Eres mi vida entera - mientras lentamente entraba en el pelirrojo -. Nada tiene sentido si no lleva tu sonrisa. Te amo Arthur Weasley. Te amo. Esa es mi única verdad absoluta

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