4: My Lord...

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Tic tac, tic tac.

El reloj en la pared de la habitación puso aún más nervioso al ruso.

¿Quién le pone un reloj tan ruidoso a un cuarto donde se supone que llegas a descansar?

Tenía el arma agarrada con dureza al lado de su mentón y las piernas en paralelo al lado de la puerta. El ascensor sonó.

Entonces la puerta fué tocada varias veces.

- ¡Horacio, ábreme la puerta, es urgente!

Horacio desde el baño asomó la cabeza sorprendido.

- ¡Segis!

El de cresta salió corriendo y se dirigió a la puerta sin darle tiempo al ruso de detenerlo, la abrió y al ver a su amigo de cabello ondulado y negro, se abalanzó con fuerza abrazándole.

- ¡Cabrón, la manicura! - El jovencito de cabello negro rió y le aceptó el abrazo.

Detrás, dos guardias venían del ascensor persiguiendo a Segismundo, pero al verlo abrazado al huésped, se hicieron los tontos y pasaron de largo por el pasillo, uno de ellos comentando por la radio que llevaba en el chaleco "Falsa alarma, falsa alarma" a regañadientes.

Horacio jaló de las manos a su amigo dentro de la habitación.

- ¡Horacio! - Volkov tomó del brazo al de cresta y lo escondió tras de él, levantando el arma para apuntar al visitante, en modo de protección - No se mueva, caballero.

Segismundo, aterrorizado levantó las manos tensísimo - ¡Pero, pero...!

- No, no, Volkov. Segismundo es amigo, el también es informante de Conway, incluso nos trajo las maletas - Se acercó al arma del ruso e hizo que la bajara lentamente, este, viendo a Horacio con el ceño fruncido guardó su arma de nuevo suspirando.

- ¿Y por qué se saltó la seguridad?

- Es que me querían hacer un papeleo chungo por que se ve que ahora Horacio es el presidente - Miró al de cresta llevándose las manos a la cadera.

Horacio rió - Ya ves, soy un iformante valioso. Tengo a mi propio guardaespaldas ruso y todo.

- A este paso va a ser verdad - Volkov suspiró y se dirigió al baño a lavarse la cara.

Segismundo se acercó a su amigo y le agarró el brazo sacudiéndolo con una sonrisa, murmuró con emoción - ¡Pero que pivón, ¿quién es?!

Horacio rió y se llevó una mano a la cresta.

- Es Volkov, es uno de los polis de Conway.

- Ostia, ¿y duerme aquí contigo?

- Si, pero en el sofá y yo en la cama. ¿Cuando subiste no viste por ahí a Gus?

- La verdad es que no, ¿el se queda en otra habitación con el viejo?

- Si, a estas horas seguro han jugado a los espadazos unas seis veces - Los dos jóvenes empezaron a reír por lo bajo, lo cual Volkov escuchó desde el baño e ignoró.

- ¡Ostia, cierto! tengo algo súper importante que contarte.

- Vente, vente, chisme, chisme.

Ambos amigos se sentaron en la cama mirándose fíjamente con las piernas cruzadas en mariposa. Segismundo traía jeans naranjas ajustados y una camisa floreada blanca y rosada metida en el cinturón para marcarle las caderas, se sacó las zapatillas que eran unas vans negras con detalles rojos y cordones de corazoncitos para subirse a la cama. El ruso a estas alturas pasó de largo de los dos para ir a buscar algo de desayunar.

💸 [ ¡Drugs in my underwear!] volkacio AU.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora