Capítulo 4

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Después de dos días ya me dieron el alta pero no me quería ir y menos a mi casa, pero no me quedaba otro remedio ya que tenía que dar mi camilla a enfermos peores que yo, lo mío ya había pasado, solamente eran rasguños físicos pero el dolor sentimental que me causaba, eso no les importa a los médicos de los hospitales, ellos se preocupan si las personas tienen un dolor físico. 

Abrí la puerta de mi casa con pena y lentamente ya que no quería entrar, cuando la puerta se abrió de par en par pude ver como la luz solar que entraba por la puerta iluminaba un juguete, para ser más específicos era un conejito color crema aunque el color no se notaba. Ella era mi única compañía, la única que sabía mis secretos, la que me consolaba cuando estaba sola, perdida, luchando una batalla interna. ¿Por qué te tuviste que morir así? ¿Fue mi culpa el hecho de haber escogido esa opción? ¿Qué pasó realmente? ¿Quiénes eran esos sujetos que me seguían en la calle? ¿Qué querían de mí? Ande por casa sin ganas recogiendo los juguetes que estaban regados por el suelo mientras muchas preguntas sin respuestas aparecían en mi cabeza, algunas preguntas eran de culpa  pero de un  segundo para otro vi una foto suya ,cuya foto se encontraba encima de la mesa como aquellas madres que tienen fotos de sus hijos cuando son bebés, estaba ahí mirándome feliz, con su lengua afuera, la cabeza a un lado. Quería tragarme mis propias lágrimas pero no aguanté, ese nudo que se te forma en la garganta que es tan doloroso que por mucho que intentes hacer el esfuerzo no se va y ahí es cuando lloré abrazando su juguete favorito. No aguantaba sin estar sin su olor, sin sus ladridos, sin que estuviera ahí lamiendo mis lágrimas saladas, pero ya no está, aunque aún la siento aquí a mi lado pero no la veo, me gustaría verla para darle las gracias y su última despedida.

 Esté donde esté la llevaré en mi mente y en mi alma ya que mi mascota fue lo mejor que tuve en mi vida. No cambiaría nada en el mundo por los ratos que pasé con ella, fueron los mejores momentos. Me levanté como pude ya que mis piernas temblaban, no me quería levanta pero tenía que hacerlo para no sufrir más, metí las cosas en una caja de color rosita y guardé la caja en el desván, me dolía dejar las cosas ahí pero no podía dejarlos por casa, si lo hacía volvería a llorar desconsoladamente esperando a que ella me consuele colocando su trompa en mi hombro. Bajé del desván, mi cuerpo sigue temblando, estaba descompuesta. Salí al jardín y me senté en el banco blanco que había en mi jardín viendo el panorama, viendo unos niños jugar con su nuevo perro, lo único que podía hacer era sonreír, imaginándome que es ella ese nuevo cachorro y que esos niños era yo hace muchos años . Te echo de menos mi más fiel amiga que tuve y sé que estás a mi lado, pero manifestate para darte el abrazo que mereces, no sabes el hueco que me has dejado pero estés donde estés, estás con mamá. Ella te va a cuidar, ella sabe como no hacerte sentir sola, ambas os vais a complementar sin más que decir que te puse el nombre de mi madre.

De repente, algo me sacó mis pensamientos, un chico alto, pelo castaño oscuro teniendo un tono oscuro pero no brillante como el azabache, su piel era como el color del café con leche, ojos marrones oscuros, gafas redondas que le llegaban un poco más abajo de sus ojeras, su típico pantalón vaquero roto con una sudadera roja de una marca desconocida para mi. El chico me vio y se sentó a mi lado cogiéndome de la mano, me puse nerviosa ya que no me esperaba que él estuviera aquí. 

Si es mi pareja actual se llama Adrián, es muy divertido, extrovertido pero un poco torpe con los estudios ya que no le gusta estudiar, pero lo intenta hacer, hace su mayor esfuerzo. Noté un cálido beso en los labios pero a pesar de ser cálido era muy corto y muy seco a mi parecer. Yo no sabía como reaccionar, él normalmente no hacía eso, eso me llevó a la incertidumbre y a la duda si él me amaba como yo lo hacía, igualmente vivíamos a cuarenta y cinco minutos que era la distancia entre nuestros dos pueblos, más bien, la zona de él era una villa. Estamos un poco lejos el uno del otro pero aún así nos vemos varias veces por semana. Pero eso no viene a cuento, él me levantó de la barbilla delicadamente y le miré a los ojos, esos ojos marrones que hizo que me enamorara y callera profundamente en una laguna de amor. Me acuerdo como si fuera ayer cuando le pedí salir, era nada más y nada menos que un miércoles. Sus ojos estaban mirándome, esos ojos profundos que me hipnotizaron, me hechizó, pero estaban vacíos, sin su brillo y yo no entendía el porque cuando la que debería estar así so yo. Parecía que estuviera en una nube por sus ojos pero mi mente no estaba en una nube agradable, era una nube negra, cargada de rayos y lluvia. Una tormenta perfecta. Pero su voz me bajó de esa nube tanto de la perfecta que tenía ese recuerdo romántico como la nube negra.

- ¿Janette? Cielo, ¿estás bien? Vayas heridas tienes desde el accidente- su voz grave captó mi atención, parecía preocupado por mí.

- Si cariño estoy bien. Tranquilo son solamente unas heridas de nada además tuve mucha suerte de salir casi ilesa, podría haber sido peor - acariciaba su mejilla mientras aguantaba lágrimas.

- Mi vida te tengo que decir algo seriamente y puede que esto cambie todo entre nosotros- dijo el chico serio y frío, daba miedo ya que es raro verle así. Cuando me dijo eso, una pregunta pasó por mi mente rápidamente "¿de qué quería hablar?" Me mataba la curiosidad y eso es malo "la curiosidad mató al gato"  como dice el dicho.

- ¿Qué pasa mi amor? ¿y ese giro de 180º tan de repente?- dije muy confusa cuando realmente no lo estaba, no sé de qué íbamos a hablar tal vez de ese tema pero no creo en todo caso parecía serio, esto me daba inseguridad.

- Tenemos que dejarlo- dijo muy firme y además se notaba que estaba muy de acuerdo. Iba a hablar de ese tema, de aquel "incidente". 

Esas palabras entraron en mi dando justamente en donde más duele, no me podía estar pasando. Un nudo se formó en mi garganta otra vez y empecé a llorar, esa tormenta perfecta salió para descargar su lluvia. Cuando miré hacia donde estaba chico había desaparecido, se había ido de la misma manera que apareció en mi casa, se ha ido de la nada y no se ha ido solo. Se ha llevado mi corazón con él, me habían dejado sola al igual que Cenicienta si el príncipe no hubiera bailado con ella. 

Estaba tan destrozada que entré en mi casa corriendo, cerrando la puerta de un portazo y me tumbé en el sofá a llorar desconsoladamente como una adolescente cuando su verdadero amor la deja. Empezó a llover, pero eso no me importó, ¡la persona que amaba se acaba de ir de mi vida! Justamente, en un momento crítico de mi vida, donde no había estabilidad, había caos, fue decisión de él no mía pero sería tonto de mi parte hacer que no sabía nada de aquel accidente.

"I lost, I always be alone, why? I don't know although I would like to talk but I am only a ghost"

EllaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora