°•Querida Flechitas•° [Katsuki Bakugo]

°• Carta N.º 11 •°

K A T S U K I

Tu personalidad

No sé como es posible, pero de alguna manera me atrae tu maldita personalidad tan rara que hace cuestionarme si en serio eres normal o solo te caíste y te jodiste la cabeza de chiquita.

Pero hay algo que me deja intranquilo, ¿Eres bipolar o algo así? En la mañana te veías de la fregada, después no parabas de abrir la boca en las clases, no dejabas de chillar en el almuerzo, lo sé porque se escuchaban tus llantos desde afuera, y de la nada ya te estabas riendo.

... ¿Todo bien en casa?

Para: Yumiko

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—¿Todavía nada, bro? —el pelos de mierda se había acercado mientras caminábamos hacia la residencia. Las clases y el entrenamiento habían acabado por lo que nos dieron la indicación de irnos a nuestras habitaciones.

—Tsk, ¿Qué te importa? Métete en tus propios asuntos pelos de incendio —dije algo irritado, el entrenamiento había estado del asco y no andaba de humor para andar aguantando a la gente. Aceleré el paso para alejarme del pelirrojo y seguir caminando yo solo sin que nadie más me molestara, pero conociéndolo bien, eso no serviría.

Kirishima era como una garrapata, una vez que te agarra ya no te suelta el maldito.

—Ya, no seas así Bakugo —escuché como casi corría para poder alcanzarme y seguir caminando a un lado mío—. Reconsidera lo de las cartas, sé que suena medio ñoño pero créeme, es efectivo. Ándale...

El que estuviera hablando más tiempo del que esperaba me comenzaba a sacar de quicio, y la sensación de que estaba a punto de explotar ya la sentía cerca.

Ojalá y el tipo no supiera hablar.

—Solo es escribir algo que le quieras decir y ya le pones tu nombre... O no, puedes quedarte en el anonimato y—

No dejó de hablar hasta que...

—¡SI HICE LO QUE ME DIJISTE DE LAS PUTAS CARTAS! —exploté.

—¡Bro...! —dijo limpiándose una lágrima falsa de la cara—. Nunca creí que llegaría el día en el que por fin me hicieras caso.

Eso te pasa por no cerrar la boca.

Gracias, conciencia de mierda.

—¿De qué hablan?

Con solo tres palabras provenientes de su voz fueron suficiente para que me quedara paralizado. Miré hacia mi lado izquierdo por un par de segundos cuando vi la cara de Takarushi entre los hombros de Kirishima y los míos. Se podía presenciar esa pizca de curiosidad con tan solo darle una vista rápida a esos ojos color anaranjado.

—¡Yu-yumi-chan! ¡Hola!

—Hola, Kirishima, Bakugo —dijo mientras nos miraba y mantuvo su mirada en mí—. ¿Y de que hablaban?

—¿Eh? ¿Por qué preguntas? —dijo Kirishima.

—Es que los vi hablando muy serios, y bueno, desgraciadamente soy demasiado curiosa. Así que, cuenten chisme.