-Ran Haitani-

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𝐑𝐞𝐜𝐨𝐦𝐢𝐞𝐧𝐝𝐨 𝐩𝐨𝐧𝐞𝐫 𝐥𝐚 𝐜𝐚𝐧𝐜𝐢ó𝐧 𝐜𝐮𝐚𝐧𝐝𝐨 𝐥𝐨 𝐢𝐧𝐝𝐢𝐪𝐮𝐞 𝐩𝐚𝐫𝐚 𝐦𝐞𝐣𝐨𝐫 𝐞𝐱𝐩𝐞𝐫𝐢𝐞𝐧𝐜𝐢𝐚-


Salí de casa, acompañada de Ran. Ambos llevábamos nuestra ropa diaria de la banda. Subimos a una furgoneta blanca con un único destino: un tiroteo.

Sí, hoy me divertiría, pues probablemente perdería la cabeza.

-Si ves que... Pierdo el control solo no te acerques- hablé al chico sentado en frente de mí en la parte de cargar de aquel camión y soltó una risa.

-Oh vamos, no será para tanto- bufe rodando los ojos.

-No sabes bien lo que podría hacer. Enserio Haitani? Pasaron ya 10 años y no sabes cómo soy? Por favor.

Me acomodé en aquel lugar oscuro y cerrado, recordando momentos de mi adolescencia. Cuando éramos una simple banda de adolescentes.

Nos subimos a una furgoneta blanca, con destino a quien sabe dónde, y allí justamente había una pelea. Bajamos y nos molimos con todos. En su momento perdí la cordura de la situación, pero no fue a mucho. Pero hoy...

Hoy no me controlaría.

𝐋𝐚 𝐜𝐚𝐧𝐜𝐢𝐨𝐧 𝐨𝐡𝐬𝐢

Noté como el camión freno, dando paso a una gran y lujuriosa sonrisa. Me levanté, al igual que el mayor. Saqué mi navaja de la pequeña bolsa debajo de mi pantalón negro ceñido, junto con la pistola. 

Las puertas del camión se abrieron.

-Lista?- Ran se había preparado ya con su pistola.

-Nací para esto cariño.- salté del camión para avanzar hacia la multitud.

Había un grupo enorme de hombres armados y sin ellas, se valían solo con su fuerza. Sonreí comenzando a atacarlos. Apuñalar, disparar, hasta patadas por todas partes.

En ese momento, vinieron mis recuerdos de mi infancia, cuando nada me importaba, y malgastaba mi adolescencia en la calle, pegándome con cada alma que pasaba por mi camino.

A veces pienso. Y sí dejo este mundo, me caso, tengo hijos. Vivo algo normal?!

Pero... Cielo de aquí nunca saldré.

En ese momento sentía que quería morir, no valía la pena ser una chica de 17 años que lucha en las calles por un trozo de pan. Pero... Algo cambió. 

Sigo rota, destrozada, pero esto llega a compensar todos mis años perdidos.

Mi familia... Todo el mundo me decía que fingía estar así, que estaba bien, tendría futuro.

Este es mi futuro? 

Pues... Que no avance el tiempo.

Sentía que estaba en la flor de la vida. Oh, mis 17 años... Lo que hacía por mi misma... 

La verdad no se si mi yo del pasado lloraría, o gritaría de emoción con cómo soy ahora.

La adrenalina que siento ahora, la emoción de estar aquí y matar a esta gente que... Ni si quiera conozco pero... Dios necesito ver sus malditos cadáveres rodar!

Este momento... Hacía años no había una misión como esta, y la disfrutaría como la última.

A la pelea se unieron el resto, cada uno luchando de manera distinta.

Busqué a Ran con la mirada, que continuaba con la misma faena que yo. Un tipo trató de darme por la espalda, pero lo tiré al suelo sin problema. Solté una carcajada  mirando su cuerpo.

-Esto esta brutal, no te parece Haitani?- sonreía sin parar, cada hombre que tiraba, más adrenalina, más felicidad.

La misión estaba por acabar, pero mis recuerdos me taladraban la cabeza como nunca. Y eso me cabreaba mucho.

Más, y más, y más. Todos los allí presentes iban cayendo.

Efectivamente, perdí la cordura.

Ya no sabía qué hacía ni a quién.

Vi a Sanzu acercarse.

-Parece que la princesa perdió la cordura, o me equivoco?-

-Estoy disfrutando esto como si de un niño en navidad fuera, ahora vete con lo tuyo idiota- sonreía sin parar de pegar golpes y asesinar. El pelirosa se encogió de hombros riendo, mientras hacía una seña con su mano de despedida.

Quedaban menos, hasta que acabamos con la faena.

Pero... Los había que resistían. 

No quería que esto acabara, quería seguir así, siempre.

Puede que algunos piensen que... Es horrible pero, para mía es mi vida diaria, y no tengo mejor manera de gastar mi tiempo. Así que... Esto...

-Esto... Es brutal- solté una carcajada mientras terminaba de perder toda cordura.

En mi lugar quedó una chica, de mi edad aproximadamente.

Estaba en un grupo anterior que había acabado con ellos rápido, pues parecían nuevos en esto. La chica quedó sepultada, pero al acabar con todos esperé a que saliera.

La miré, lastimada y llorando.

-P/por favor... Ten compasión... Soy una mujer...- la miré riendo, agachándome a su altura para agarrar su lastimada cara y acercarla a la mía.

-Cariño... Soy un alma en pena que entró en este mundo. Tu, entraste, cierto?... Pues, deberás pagar el precio.- dejé un rápido beso en sus labios, dejándola con los ojos como platos, para levantarme y acabar con ella de un disparo.

Escupí al suelo, para acabar sentada en el suelo, calmando mi adrenalina.

-Sam, ya se fueron todos- me levanté, suspirando. El chico estaba despeinado y con sangre por todas partes, sin contar el sudor. Caminamos hasta el camión que nos llevaría de vuelta. Entramos, y ambos comenzamos a fumar.

-Debo admitir que estuviste bien rubia- expulso el humo mientras yo reía y le propiné un golpe en su brazo.

-Te dije que no me subestimes- miré el suelo- sentía que estaba cuando tenía mis 17, y peleábamos sin parar... Fueron tiempos buenos...

-Ya lo creo...- rio con melancolía- hey- lo miré- y ese beso con la chica?!- solté una carcajada mientras consolaba al mayor.

-Cielo, me gusta todo ser humano, hasta el que no debo- lo miré sonriendo, para apartar su mano con el cigarrillo de su boca y dejar un corto beso en sus labios para al separarme soltar el humo en su cara.- satisfecho?

Este quedó sin palabras, pero asintió sin dudarlo ante mi afirmación.

-Puede que en esta casa nos atraigas tú, rubia psicópata...

Our queen... (Bonten  x oc (fem!)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora