Contemos las Estrellas

IV

Counting Stars.

Cap. IV

Especial Julie.

(Parte 1.)

«-¿Qué haces Abbie?.

Pregunto mi padre en cuclillas a un lado de mi. Lo mire para después ver la hoja en blanco que mantenía en mis manos.

Ese hombre de menos de treinta años, era psicopedagogo. El si sabia lo que a mi me ocurría.

-Te daré más tiempo para que dibujes lo que quieras, ya no será necesario que dibujes a mami.

El nos había pedido a mi hermana y a mi, que dibujáramos a mamá, y aunque no entendí en su momento por que lo hizo, creo que ahora en este instante si consigo entenderlo.»

«-Mamá, ¿no me quieres?.-Le pregunté un día caluroso de verano, nos encontrábamos en la alberca de la casa.

Ella miraba el libro que mantenía en su mano y yo la miraba a ella buscando una respuesta en su rostro fallando.

-¿Mamá?.

Repetí con las pocas ilusiones que mantenía

-¿Mamá?.

Mis ojos ardieron cuando vi que rodo los ojos.

Mi padre caminó a nuestra dirección cuando comencé a llorar. Me sentía repudiada por la persona que me trajo al mundo, desde pequeña cuando lloraba para llamar su atención. Y ahora con once años de edad aun sentía esa sensación de asco por parte de mi madre. Mi padre me tomo en sus brazos, cargándome con sumo cuidado hasta estar dentro de la casa.

-Papá, ella no me quiere... no me quiere.

Sollozaba como niña pequeña sin su paleta preferida.

-Claro que te quiere amor, es mas ella te ama.

Trato de tranquilizarme.

-¿Ella me ama?.

Lo mire con ilusiones.

-Si ella te ama muchísimo.»

Ella te ama, siempre lo hace.

Lo recuerdo, aun lo recuerdo.

Mentiroso, maldito mentiroso.

Mi madre fue de ese tipo de personas, faltantes e incompetentes. Ella ni siquiera fue capaz de criar a sus hijas como debía.

«-Apresúrate Abbie-, dijo Liam esperándome afueras de mi casa con las maletas hechas.-Sino lo haces el avión nos va a dejar.

No dije nada, terminando de saltar la cerca de mi casa.

-¿Estas listo para correr por nuestra carretera de locura?.

Le pregunté, mirándolo con ilusión.

-Siempre que estemos juntos, seré capaz de hacer una carretera hasta Saturno solo para que corramos como desquiciados.

Sonreí satisfecha por la respuesta. También lo hice cuando nos subimos al avión, y cuando entrabamos en el apartamento, y cuando estábamos a punto de casamos. Salimos de abajo llegando a ser personas con prestigió. Hasta que el día de mi boda... llego a mi la noticia que acabo con mi felicidad; Mi Padre, Mi Madre, Mi hermana habían muerto un accidente automovilístico. Todo se había esfumado tan rápido y repentino que no me dejo respirar.

Allí fue cuando conocí a Sara (mi psicóloga en esos instantes), ella y mi esposo me ayudaron a salir de el hueco que yo misma había cavado con tanto esmero.