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La mañana había sido más pesada que la piedra enorme que acarreó durante un largo período, lo único que quería era tomar un descanso de todo el parloteo que se daba en una sala de juntas. Finalmente, pudo salir de aquel edificio, el aire fresco golpeando su rostro.

Al menos, pudo hacer justicia al nombre manchado por lágrimas. Bueno, casi. Aún faltaba formalizar muchas cosas y que la investigación continuase, sería un largo periodo en el que pasaría de oficina en oficina, pero valdría la pena, así estaría más tranquilo.

Al entrar a su auto soltó un gran suspiro, en verdad estaba muy cansado.

¿Y cómo no? Si la noche anterior no había podido dormir por los recuerdos de Jimin. Verlo una vez más le había traído un insomnio intenso, cada vez que trataba de cerrar los ojos solamente lo veía a a él. A él y sus ojitos resplandecientes, a él y todas las promesas que alguna vez se habían susurrado. Por eso fue que no pego un ojo en toda la noche.

Los recuerdos le acechaban haga lo que haga.

Por lo menos ya no le dolían tanto, al quitar aquel dolor del engaño de Jimin le aliviaba. Su gran amor podría ser feliz lejos de él, feliz al saber que alguien que juro amarlo no podría traicionarlo. Y nunca podría hacerlo.

Sonrió vagamente.

Trato de hacer planes para su día sin actividades, tal vez comer con sus amigos y platicarles todo lo que había pasado las últimas horas, o comer solo mientras veía alguna película de su lista.

Pero primero lo primero, fumar su cigarro mañanero. Busco en las cajuelas de su auto un encendedor. Pero lo único que encontró fue un llavero conocido.

Y quiso golpearse, no sabía por qué ni cuando de aquello ¿Qué hacia las llaves de su antiguo hogar en su auto?

Fue cuando recordó, que una madrugada entre insomnio y ojeras las tomó, para visitar una última vez el lugar que contenía años en las paredes, que contenía las risillas y besos que alguna vez Jimin le dedicó.

Hizo una mueca, viendo las llaves y teniendo una idea demasiado masoquista. Pero podía soportar un poco más de dolor.

Así que deshizo todos los planes que tenia para sí mismo y encendió su auto, con camino al lugar que mejor conocía. Calles memorizadas en su cabeza, podría incluso ir de ojos cerrados y espaldas, aún así llegaría.

Más antes que después llegó al lugar, viendo desde su asiento el enorme edificio. Se dio fuerzas y soltó un suspiro antes de salir, tratando de ocultarse entre su saco y caminando lo más rápido que pudiese, no quería perturbar aún más aquel departamento. En el ascensor subió, con las manos en los bolsillos mientras apretaba el llavero. Las puertas fueron abiertas y se encontró frente a la puerta de madera barnizada. Tomando el picaporte metió las llaves en la cerradura y abrió su antiguo hogar.

Era un departamento simple, incluso barato comparado al que tenía ahora. Pero valía mucho, para su corazón y recuerdos. En aquellos pasillos se paseó de la mano con Jimin, en aquella cocina se besó con Jimin y en aquel balcón observó las estrellas con Jimin. Era un lugar lleno de oro. Oro que solo había sido suyo antes que su mina se viniese abajo, enterrándolos y dejándolos en el olvido.

No, no en el olvido. Aquel oro siempre viviría en su corazón y recuerdos. Aunque este enterrado en la mina, siempre dará brillo.

Camino y cerró la puerta, con las manos en los bolsillos, yendo hacia las ventanas del balcón. Se dio cuenta que estaba lleno de hojas secas, acarreadas por el viento o traídas por pájaros. Aún el balcón era muy lindo, a pesar de las hojas secas sobre el. Incluso la vista seguía siendo muy linda. Aunque le faltase aquel aroma dulzón.

Gold rush 🍯 kookmin au omegaverseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora