¹ VERITASERUM ━━ regulus black ✓

lix. WRITTEN IN THE STARS

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VERITASERUM ── ◦'𖥸'◦ ── ACTO CINCO
↳ ❛ escrito en las estrellas ❜︎
capítulo 59 ╱ ╱ ☕️🕊˚◞𑁍ﾟ

EL SÉPTIMO AÑO FUE TRANQUILO Y PACÍFICO. LOS PASILLOS ya no estaban llenos de cuatro niños traviesos y una hermosa pelirroja nacida de muggles. Ya no estaban Marlene, Alice y Dorcas contándole sobre los últimos chismes ocurridos en Hogwarts.

Echaba mucho de menos a sus amigos. Reyna se sentía completamente sola y todo lo que tenía era a Regulus y a su lechuza, que llegaba con cartas de sus amigos mayores, pero no era lo mismo.

Echaba de menos hablar con Remus, aprender sobre los muggles de Lily y Dorcas, las bromas constantes de Marlene con su novio Sirius. Extrañaba a James jugando a ser su hermano sobreprotector cuando se trataba de Barty o Sonia.

Esa noche, en una fría noche de invierno, Reyna se sentó en lo alto de la torre de astronomía mirando hacia el techo de cristal que mostraba todas las constelaciones.

A su lado estaba sentado Regulus. Esto se ha convertido en su rutina desde que llegaron. Fue su escape de la guerra de dos bandos.

Ambos estaban borrachos.

Estaba acostada de lado, apoyando la cabeza en la chaqueta envuelta de Regulus mientras señalaba cada estrella. —Ese de ahí es Sirius. Mientras brille, sé que mi hermano está bien.

El corazón de Reyna se calentó con esas palabras. Seguía preocupado por Sirius a pesar de todo. Como un niño pequeño señaló a otra. —Y esa es mía, Sirius me diría que soy un pequeño León... irónico que no terminé ahí. En realidad quería ser un Hufflepuff... Mi familia habría estado decepcionada y no sé si realmente pertenecería.

—Bueno, Hufflepuff habría ganado un mago extraordinario —Reyna sonrió con los dientes.

—Te amo.

—Yo también te amo.

—Tengo muchas ganas de besarte ahora mismo —Regulus la acercó más y la De Martel pudo oler el alcohol de su aliento.

Reyna puso los ojos en blanco y lo agarró por el cuello y estrelló sus labios contra los de él. Ella se apartó y el chico hizo un puchero. —Listo, te besé.

—Tan mala.

—¿De qué te quejas ahora?

El Black negó un poco con la cabeza.
—No, no lo hago —sacó un poco de ella y presionó otro en su mejilla.

Regulus llevó su nariz a su cuello. Labios suaves salpicaron breves besos en su cuello. La De Martel murmuró.
—Estas borracho.

—Lo sé, pero eso no significa que debamos detenernos —agregó descaradamente ganándose una risa de la rubia.

Sus labios se encontraron una vez más y se fusionaron a la perfección. Levantando una mano, ella ahuecó su mejilla y rozó su pulgar suavemente.

—¿Tú... —preguntó Regulus casi vacilante.

—Se trata de nosotros, te amo, Regulus Black, hasta la luna ida y vuelta.

—Hasta la luna, ida y vuelta —murmuró Regulus.

. . .

Regulus descubrió el secreto de Voldemort y no podría haberlo hecho sin la ayuda de su amiga de la infancia, la luna de sus estrellas Reyna De Martel. Se preguntó cómo alguien tan agradable y dulce amaría a alguien tan peligroso y tan monstruoso como él. Mató a tanta gente de mala gana, pero tenía una opción en el asunto.

Debería haber aceptado la oferta de la Orden, pero su familia se interpuso.

La única forma de derrotar a Voldemort es morir al hacerlo y Regulus se preguntó si era posible destruir un Horrocrux si eso significa tener una experiencia cercana a la muerte.

Esa fue la información que no le dijo a Reyna, sabiendo cómo haría algo para detenerlo.

Regulus la miró con tristeza mientras la rubio se acurrucaba más cerca de su pecho desnudo en busca de algo de calor.

—Lo siento, lo siento mucho.