TRES AÑOS ATRÁS:
Me obligó a adentrarme en la zona más peligrosa de Alemania, alejándonos de las farolas que iluminaban el camino.
Estábamos totalmente rodeados de sombras, y sentí como un escalofrío me ascendía por la columna vertebral. No tenía nada que ver con el tiempo, porque hacía un calor infernal.
-Jackson, de verdad creo que deberíamos volver.
― Guau. Mira esa nave. ¿Cuánto crees que costará?
―Em... ― Entrecierro los ojos, nos encontramos a unos cuantos kilómetros de la linea de meta y cuesta decifrar a cual auto se refiere.―. Probablemente una fortuna. Ahora vámonos.
―Venga... ―Tiró de mí―. No hay razón para asustarse. Me tienes a mí.
― Pero... ― Su pobre intento por reconfortarme no hace que me sienta menos nerviosa. ― No debimos venir a este lugar. Al menos no sin avisar.
Jackson hace oídos sordos a mis palabras y la preocupación de ser asaltados a punta de navaja me tiene todo el rato en alerta.
―Relájate, Alisha. ―Su mano seguía rodeando la mía con firmeza, apretándola hasta entumecerla. Dando pequeños saltos a intervalos. Abrumado por la excitación del momento.
Las carreras de auto comenzaron y el bullicio de las personas apostando no se hizo esperar.
―Guau. Esto es increíble.
―Sabes, es mejor irnos antes de que comiencen a llegar las patrullas. ― Puedo sentir como mis pulsaciones se aceleran.
Tengo un mal presagio. Algo malo está por suceder o quizás estoy demasiado paranoica.
Echo un vistazo por encima del hombro, temiendo que alguien se acercara en silencio por detrás.
Era un temor absurdo, pero no conseguía librarme de la sensación de que alguien nos observaba.
―Me pregunto quién se llevara la victoria. Podemos apostar y, con algo de suerte...ganar un poco de dinero extra.- Su emoción creciendo por minutos.
Algo crujió a mi espalda, sonaba como una bota pesada rasguñado el irregular suelo. Podría jurar que lo había escuchado. Quizá la mente me estuviera jugando malas pasadas, y la paranoia se había adueñado de mis pensamientos.
―Jackson, ¿has oído eso?
―¿Oír el qué? ―preguntó.
Miré por encima del hombro, pero no vi nada fuera de lo normal, no en sitios como éste.
Borrachos apostando sin tener como pagar, parejas enrollandose al punto de follar y algunas peleas sin argumentos, todo lo demás es simplemente negrura. Quizás sí que estoy un poco paranoica.
―Vámonos. No me gusta... ―Un saco negro me cubrió la cabeza y se me ciñó dolorosamente alrededor de la garganta.
No podía ver nada, y me entró el pánico de inmediato.
―. ¡Aah!
Lancé los brazos a mi alrededor, intentando rechazar a mi desconocido atacante.
Sentí un brazo enorme rodeándome los hombros firmemente y manteniéndome inmóvil mientras me ataban la bolsa alrededor de la garganta
―. ¡Apártate de mí !- grité con esperanza de que alguien me escuchara sobre el bullicio.
Algo inútil considerado que posiblemente no haya nadie sobrio.
―¡Alisha! ―La voz frenética de Jackson parecía encontrarse a cierta distancia.
Gimió cuando alguien lo golpeó, y escuché el sonido de un cuerpo pesado derrumbándose sobre el sucio suelo de cemento..
―¡Jackson! ―A pesar de mis propios apuros, temí por su seguridad―.¡Jackson!
Una voz, extranjera y terrorífica, llegó a mis oídos.
―Haz callar a esta perra.
Pateé con más fuerza, estrellando el talón contra el zapato del hombre.
―¡Mierda! ―Me sacudió agresivamente y después me tiró al suelo con fuerza―. Estúpida zorra.
-¡Suéltame, cabrón! ― Advertí el filo de una navaja a través de la ropa. Paralizándome por completo.
De repente, me clavaron una aguja en el cuello con fuerza, y me inyectaron algo. Al instante, fui incapaz de pensar. Intenté mover los brazos, pero no me respondían.
Es en estos momentos donde desearía haber seguido la estúpidas reglas del Señor Adolfo, o siquiera, tenido en cuenta esas clases de defensa que tanto me exigió y a las que nunca le di mucha importancia.
Mi cabeza descansando sobre el sucio suelo, y sentí los ojos cada vez más pesados dentro de la capucha. Se me entumecieron las piernas, mientras mi cuerpo se preparaba para sumergirse en un sueño profundo.
―No... Jackson. ―Luché contra la bruma tanto como pude, pero me arrastraba, llevándome a un lugar al que no quería ir.
Al final el Señor Adolfo tenía razón. Este mundo está lleno de personas horribles. Sólo tú decides que opción es más atractiva; dejarse matar o convertirse en una de ellas.
«Sería una lástima que mi efímera existencia terminará de está forma.»
Tiempo después me daría cuenta que la muerte hubiese sido mi mejor opción.
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"𝙵𝚛𝚎𝚎 𝚝𝚘 𝚍𝚎𝚌𝚒𝚍𝚎" (+18)
RomanceEl amor, la felicidad...el dolor, son efímeras emociones que forman parte de nuestra existencia. Cada persona tiene un motivo para vivir. Puede que sea el amor...o la búsqueda de unos pocos momentos felices. El dolor solo se encarga de darnos a con...