CAPITULO 4: BUEN ÁNGEL

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Llevábamos un rato caminando y recordé que había dejado la bicicleta amarrada en el exterior de Juilliard. Así que se lo dije a Evan y volvimos a la Academia. Me contó que en un par de días, el viernes, había una fiesta en la casa de una hermandad; al parecer algunos miembros eran amigos de Evan. Así que simplemente me dijo:

-Debes ir. No eres una auténtica neoyorquina hasta que no vas a una fiesta de hermandad.

Entonces le conteste que pasaría, pero tampoco podía presentarme sola. Cuando llegamos a donde se encontraba mi bicicleta, nos despedimos y me fui a casa. Al llegar a casa Azrael estaba allí.

-Buen trabajo Aura, pensé que serías un ángel tímido. Y por lo visto llevas más adelantada que tus compañeros.

-¿Me vas a estar vigilándome siempre? -pregunte procurando no molestarle.

-No, solo se vigila el primer día. Por si alguno renuncia y desea volver a casa, así que es tu hora. ¿Quieres volver a casa?

-Me quedo, está decidido tengo que ayudar a Evan. Y encontrar al capullo del ángel caído. -conteste.

-Así me gusta Aura, no nos decepciones. Tendrás que ir a la fiesta, así que puedes convocar a una amiga tuya para ir las dos. Llevo muchos años aquí y he visto a muchos ángeles sucumbir a varios pecados capitales en esas fiestas de hermandad. Así que ten cuidado, te necesitamos aquí. -me dijo.

-Lo tendré. -afirme.

-Una cosa más antes de irme. Hay una escuela de brujas blancas en el barrio de Brooklyn, te están esperando. También las debes proteger a ellas.

-¿Qué? ¿Acaso estoy pluriempleada? -pregunte sobresaltada.

-Algo así. Tienes el expediente encima de la mesa.

-¿Por qué yo? ¿Acaso no hay más ángeles?

-No como tú. Esta misión es tuya, tuya desde antes de que nacieras ¿entiendes? Estas predestinada para hacer esto. Solo tú eres capaz. -dijo decidido.

-Vale, lo haré. -conteste. Cuando pronuncie la última palabra desapareció.

Fui a la mesa a recoger el expediente. Lo cogí y me senté en el sofá para leerlo. "Coven: integrado por siete brujas de distintas edades comprendidas entre los 14 a los 30. La suprema del aquelarre es la mayor, todas tienen un gran poder y se encuentran enfrentadas con otro aquelarre desde hace 20 años. Últimamente han tenido serios problemas con ese aquelarre y con ello ha habido numerosas bajas en el bando de las brujas blancas. Si estás leyendo esto es que se te ha encomendado protegerlas. Así que ahora es tu responsabilidad que todas salgan vivas."

-Vaya por Dios. -susurre. -Más trabajo. -resople. Me duche y me cambie de ropa, era bastante tarde para ir a visitar a las brujas, así que escribí una nota diciéndoles que iría mañana a las cinco, justo a la hora que salia de Juilliard. Cuando la nota estuvo escrita la teletransporte al buzón de la casa.
Ya no sabía qué hacer, me cambie otra vez de ropa y me puse el pijama. Pensé a quien podría convocar para ir a la fiesta, era difícil escoger teniendo en cuenta de que tenía bastantes amigas y todas eran buenas. Eider era una gran amiga y siempre había estado conmigo, tenía dos años más que yo pero eso no importaba. Cogí la bola de cristal y la puse encima de la mesa, sobre su pequeño pedestal; luego saque unas cuantas velas y las puse alrededor de la bola por ultimo me senté en la silla he hice que se encendieran las velas. No tenía que convocar a Eider aun, simplemente tenía que hablar con ella. Y eso era más fácil, bastante más. Puse las manos sobre la bola pero sin tocarla y me concentre en la última vez que había visto a Eider. Entonces la encontré, mi cabeza se hecho hacia atrás de un espasmo y mis ojos se pusieron en blanco. Una proyección de mi apareció al lado de Eider, ya podía hablar con ella.

-Eider, ¿a que no sabes dónde estoy?  -le pregunte sonriendo. Ella estaba de espaldas pero su pelo platino rizado delataba que era ella. Eider se giró y me miro, era bastante parecida a mi cosa que era obvia éramos como hermanas, la pluma de la que  nacimos era del mismo ángel. Aunque bueno, sus ojos eran verdes oscuro y la piel un poco más oscura que la mía.

-Oh, Aura cariño. –dijo sonriendo. –Has conseguido hacer una proyección. –dijo riendo. -¿Dónde estás?

-He bajado a la Tierra y estoy en una ciudad alucinante. Su nombre es Nueva York. –conteste.

-Guau, Nueva York. Dicen que es increíble. –respondió ella. Antes de decirle nada quise saber dónde estaba ella, vamos donde se encontraba mi proyección en ese preciso instante.

-¿Dónde estamos? Quiero decir tú y mi proyección. –pregunte.

-En Zaragoza. Me han encargado acabar con un grupo de demonios, los muy cabrones se hacen pasar por médicos y les absorben el alma a los pacientes más débiles. –contesto Eider.

-Vaya, parece una misión importante. –respondí. –Por cierto, el viernes estas invitada a venir aquí, mi protegido va a una fiesta y me ha invitado a ir con una amiga.

-¿Y me has elegido a mí?-pregunto. -¿Y qué piensa Azrael sobre eso?

-Claro que sí Eider. Ha estado en mi casa hace poco y me ha dicho que sí que puede venir alguien así que supongo que podré convocarte o te dejaran teletransportarte a larga distancia.

-Genial. Gracias Aura, por invitarme. –contesto riéndose. –Guau Nueva York.

-Tengo que volver ya, el viernes nos vemos. –dije sonriendo, y desaparecí.

 Eider tenía razón, había podido proyectarme y era la primera vez. Sabía que se podía, pero solo los ángeles más experimentados pueden y yo había podido sin querer. La proyección me dejo agotada y me fui a dormir. 

A la mañana siguiente el día salió nublado. El cielo estaba de un gris azulado precioso, le daba un toque tenebroso a esta inmensa ciudad. Tras lavarme fui al armario a mirar que me podía poner. Me puse un vestido corto azul marino, con medias negras y unas botas Hunter del mismo color que el vestido. Prepare la mochila con la ropa, entonces vi el guion para West Side Story, no había averiguado nada sobre la obra. Así que el tiempo que me sobraba en vez de recoger las cosas leí el guion: “El argumento está basado en la historia de Romeo y Julieta, de W. Shakespeare, pero adaptada a los tiempos modernos: En Nueva York, dos bandas de jóvenes, los Sharks, inmigrantes puertorriqueños, y los Jets, estadounidenses de origen irlandés, son rivales y viven en disputas. El conflicto surge cuando María, hermana del jefe de la pandilla puertorriqueña Bernardo, y Tony un ex miembro de los Jets, se enamoran.”

-¿Con que María eh? –le dije a Evan cuando lo vi en la Academia.

Evan sonrío mostrando los dientes perfectos que tenía debido a los aparatos que llevó hace tiempo.

-Sí y yo de Tony, soy súper irlandés ¿sabes? –dijo haciéndose el chulo.

-No te flipes Evan. –conteste alzando una ceja. –Venga hay que ir a clase, quiero decir tú a la tuya y yo a la mía.

-Sí, Aura, eso me lo imaginaba. Nos vemos en el almuerzo. –dijo.

-No lo creo, no tengo clase las dos últimas y tengo que hacer un par de cosas así que me iré.

-Vale, pues hasta mañana. Pero prométeme que te pensaras lo de María.

 -Lo hare. –dije asintiendo y desaparecí por el pasillo abarrotado de gente. 

FALLEN ANGELS (PAUSADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora