Capitulo 1.

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Una ves, hace mucho tiempo, en una época de castillos, reyes, conflictos, y magia, había una mansión escondida en la oscuridad de un profundo bosque, se decía que ese lugar estaba poblado de monstruos y dragones, y aunque alguien tuviera el valor de entrar ahí no podía ver la mansión porque estaba escondida detrás de una muralla mágica que impedía el paso a los intrusos y sobre todo mantenía escondido a un joven, cuyo nombre era Kiba.

Kiba se encontraba en su habitación en la torre más alta de la mansión, pintando un hermoso cuadro sobre una bella playa que había visto en un libro, pues el nunca había salido de ahí, no conocía nada más que esas frías paredes.

-Un día voy a caminar por una playa cómo esta, y no veré nada más que el mar durante horas. -se dijo así mismo suspirando con nostalgia.

En ese momento el reloj marcó las siete, era cuestión de segundos para que Madara llegara.

Kiba salió de la habitación y corrió hacia la cocina y puso a calentar su té, sacó unas galletas del horno y en conclusión iba corriendo de un lado a otro antes de verlo llegar.

Corrió hacia la entrada y se paró justo en el momento en el que la puerta se abrió.

-¿Como estuvo su paseo de hoy mi Lord?

Madara se quitó el abrigo y se lo pasó.

-Magnifico, espero mi té en cinco minutos, y no repitas los errores de ayer, si digo cinco minutos son cinco minutos, ni más ni menos.

-Por supuesto.

Madara caminó hacia su estudio y Kiba miró el reloj para asegurarse de que pasen exactamente cinco minutos antes de pasarle el té.

Luego de que pasaron los cinco minutos Kiba le llevó el té y lo dejó en su escritorio.

Madara lo miró y lanzó el libro que tenía en la mano hacia la pared haciendo que Kiba se estremeciera.

-Tienes la cara sucia ¿Estuviste pintando otra ves? ¿Que hay de tus tareas?

-Y-Ya las he terminado.

-Ah ¿De verdad? ¿Bariste los pisos? ¿Tendiste las camas? ¿Cortaste las hierbas?

-Si.

-¿Desenpolvaste las alfombras? ¿Enseraste la mesa? ¿Puliste la plata?

-Si mi Lord.

-¿Lavaste y guardaste mi ropa?

-La planché y la guardé.

-¿Limpiaste los candelabros?

-¿Ah? Pero no sabía que...

-Tu trabajo es saber, te he cuidado desde pequeño y ¿es así como me lo pagas? Perdiendo el tiempo en tonterías.

-Pero yo...

-¿Pero? ¿Dijiste pero?

Kiba lo miró con terror y bajó la cabeza asustado.

-D-Disculpeme no quise...

-¡Callate! Y ven aquí.

Kiba caminó hacia él con lentitud y se paró frente suyo.

-Perdoneme esta ves por favor.

-Eso dijiste la última ves.

Madara lo tomó del brazo y lo puso de espaldas hacia el con las manos sobre el escritorio, bajó su pantalón y acarició su trasero aún amoratado por la última vez que lo castigó.

Kiba comenzó a llorar en silencio y se sostuvo del escritorio con fuerza para no caer ante la impresión de sentir a ese monstruo entrar en él por la fuerza, sin un poco de consideración.

Kiba es un Rapunzel ~Kankiba~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora