II

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Ochako pierde su trabajo la próxima semana.

Es repentino e inesperado y nadie tiene la culpa, pero realmente apesta porque no solo debe pagar el alquiler en dos semanas, sino que necesitaba ese trabajo para pagar la matrícula el próximo mes. Es una chica inteligente y probablemente tiene una de las becas más importantes de su escuela, pero no es una carrera completa, por lo que realmente necesita encontrar otra fuente de ingresos.

Rápido .

-No te preocupes por el alquiler este mes, cariño-. Ochako está acurrucada en el sofá cuidando sus heridas con chocolate, vino y tres películas de acción cursi vistas en rápida sucesión. Mina está a su lado bebiendo directamente de la botella. -Te tengo cubierta siempre que lo necesites, te lo he dicho.

Ella lo sabia.

Honestamente, Ochako ni siquiera estaba pagando la mitad del alquiler, no creía que pudiera permitírselo. Vivían en un hermoso apartamento en el último piso en una parte muy bonita de la ciudad.

Durante su primer año de licenciatura, Ochako había vivido en un complejo de apartamentos de mierda en una zona peligrosa de la ciudad al lado de un traficante de drogas llamado Mic que estaba saliendo con una prostituta. Era ruidoso pero agradable a su manera y la ayudó a estudiar para la final de Química Orgánica, así que al menos eso fue algo. Estaba desvencijado y había tenido que comprar una trampa para ratones las primeras tres semanas de vivir allí y, a veces, la ducha no funcionaba, pero era todo lo que podía pagar en ese momento, así que se las arregló. Pero afortunadamente no estuvo allí por mucho tiempo porque Dios le había sonreído y Mina decidió trasladarse a su universidad exigiendo que Ochako viviera con ella.

Ahora paga sus seiscientos dólares al mes (que según Mina es más que suficiente) y cocina para ambas los fines de semana. Y está bastante segura de que su vecino es instructor de yoga.

-Mina ...-

-Silencio.- Sus palabras fueron un poco arrastradas, pero estaba claro que Mina estaba hablando en serio. -Sé que tienes esto de recibir folletos, pero esto no es un folleto-. Señaló una pantalla donde dos hombres corpulentos se abrazaban después de un atraco a un banco. -Recibes folletos de, como, conocidos o personas con las que tal vez eres una especie de amigo o algo así-.

-¿Okey?- Mina estaba agitando su copa de vino y Ochako temía que su apasionado discurso terminara con ambos pasando el día siguiente investigando cómo sacar vino tinto de un sofá blanco. -¿Tu punto es?

-No soy solo alguien a quien conoces, Ochako. Soy tu mejor amiga.- Ochako agarró la base de la copa de vino de Mina. Ella le sonrió a su amiga de pelo rizado - qué exuberante. -Nosotros, Chako Chip, somos familia.

Mina había soltado el vaso, dejando a Ochako sujetándolo por el tallo. Ahora estaba alcanzando el cuenco de palomitas de maíz con mantequilla que descansaba sobre la mesa de madera y derramando granos en el suelo mientras tomaba dos puñados.

Mina estaba tan jodidamente borracha.

Pero tenía razón: eran familia.

Pero aún...

-Mina, no puedo dejarte hacer eso.

Mina sacó su teléfono, desplazándose ligeramente y tocando la pantalla.

-Lo he hecho.- Volvió su teléfono hacia Ochako. ¿Era eso realmente lo que costaba el alquiler? -Alquiler pagado-.

Ochako frunció el ceño. -Te devolveré el dinero.

Ella no sabía cómo ni cuándo, pero ...

-Por favor, no lo hagas-. Mina se acurrucó de nuevo en la pila de almohadas detrás de ella. De alguna manera, sus pies encontraron el camino hacia el regazo de Ochako. Y si necesitas que cubra los próximos meses tui—

-No lo hagas.

-Solo digo, me tienes. Si lo necesitas.

Ochako suspiró.

-Yo...lo resolveré-.

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