Desde la perspectiva de Sanzu Haruchiyo.
Odio levantarme por las mañanas y sentir este sabor amargo en mi boca que implica la idea de no haber comido nada. Ayer tuve demasiada hambre, pero no me parecía bien comer, no luego de recordar que me había drogado el día anterior… No me agrada la idea de salir de mi eje, porque no estoy acostumbrado a ello. Debo mantenerme alerta o de lo contrario haré una estupidez. Y no me lo permito, no en esta fase.
Me pregunto si mis pupilas ya no están tan dilatadas, a pesar de lo cansada que siento la vista y aún algún que otro efecto de alteración. A veces, sin darme cuenta, veo todo de una forma demasiado exagerada. Senju me ha dicho que eso se ha vuelto un problema y que debo tener cuidado con los efectos que todo esto pueda causar en mí… Me estoy esforzando, pero tenerla constantemente encima de mí me molesta. Quisiera que supiera su lugar. Además, no compartimos más que madre. No somos lo suficientemente unidos como ella lo es con los Akashi.
Soy, por así decirlo, la oveja negra. Realmente no me importa, porque las pastillas me hacen olvidarlo cuando el trabajo es muy pesado y tan solo una mirada de Mikey me basta para sentirme en las nubes. Si tan solo no fuera mi jefe… Supongo que solo debo de guardarme las fantasías y lavar un poco mi rostro, no creo que este día vaya a ser poco interesante.
He acordado con Nahoya para reunirnos en ese restaurante raro. Supongo que le parecerá menos sospechoso si vamos a un lugar transitado y que parece concurrir. Es imposible que no llegue. Hice bien al ayudar a su hermano, quien, por cierto, no dudo de que sea un buen tipo. Él estuvo todo el tiempo tranquilo a mi lado tras rescatarle el culo e incluso me ha hablado un poco, preguntándome tonterías escolares que estaba encantado de responder. No asisto a la escuela, esa es la verdad, pero quería que al menos sintiera más confianza conmigo. No puedo entender cómo ese otro no simpatiza y su clon sí que lo hace.
A pesar de su cara de perro enojado, me agrada, ya que tiene una personalidad agradable. Me recuerda un poco a alguien… Aunque no sabría cómo describirlo, no tengo relación con él más allá de lo económico.
Lavo mis dientes, notando cierta amarillez y me resigno a no hacer nada más que cepillar. Debería ir al dentista, pero con el cubreboca no creo necesitarlo demasiado. A nadie le importaría menos mi aliento. Habiendo tantos problemas en este mundo como para fijarme en lo superficial… Quiero quedar bien delante de los miembros de la ToMan solo para que logren creerme y tomarme como su aliado. Esto último siempre me hace tener un cosquilleo en los pies. Lo primero que se me viene a la cabeza es: Muto.
Ese estúpido está cegado, cree que no lo veo desde el inicio. Tengo todas las fichas de mi lado, noto cada una de sus jugadas y soy un cofre secreto para él. Sé que está mal guardarme todo esto y no decírselo a Mikey, pero yo lo quiero frenar, porque es la primera vez que encuentro a alguien comiendo de mi mano con tanta sencillez. Me imagino de qué forma podría acabar con su vida o de qué manera arrancaría cada carcajada de su boca hasta dejarlo sin aliento, padeciendo del malestar. Siento que un escalofrío pasa por mi cuerpo y sin querer me veo en el espejo abriendo la boca. Creo que me gusta mucho este juego.
Soy un enfermo. De inmediato me alejé de ese espejo y tiré el cepillo de diente. Me tragué la pasta sin más, tomando un poco de agua, y disfruté el sabor. Me gusta demasiado la menta, siento que es energizante para mis mañanas. Si pudiera, me compraría dos potes de helado de menta granizada para desayunar, pero claro que los Akashi siempre vigilan en lo que uso el dinero, siempre. Ojalá se fueran a la mierda de una vez por todas. Banda de abandonadores.
En medio de mis idas y vueltas, oí la puerta ser golpeada dos, luego tres y otra vez dos veces. Es Senju, de eso estoy seguro. Miro mi aspecto en el espejo, porque no quiero que ella se enteré de que estuve drogándome, pero creo que los efectos han pasado a su manera. Puedo sentir cómo me late el corazón. Por lo que me faltaba, me entran nauseas… Fue hace unas pocas horas que me drogué y ni siquiera era demasiado. No quería perder el conocimiento.
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¡Traidor!
FanficEn una noche especial, Mutou decide finalmente confesarle a Sanzu que era EL traidor de la Tokyo Manji. No sabría la cantidad de eventos que eso desencadenaría, ni mucho menos que nunca sería el único traidor. ★ Los personajes no son de mi autoría...