Mi mascota (Katsudeku)

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Es sencillo, estoy completamente quebrado, ya no tengo ni siquiera una simple moneda y para terminar de completar me acaban de echar del apartamento que alquilaba hasta hace poco, la desgracia se había ensañado conmigo con una insistencia insana.

¿Todo esto debía pasarme justo en mi último año de universidad? Bueno, puede ser peor, al menos ya había pagado la universidad, corrección, mis padres la pagaron antes de echarme de casa hace unos tres meses, supongo que debí esperar a graduarme y tener un trabajo estable antes de salir del clóset.

Estoy sentado en un parque con mis únicas pertenencias empacadas en tres cajas y un viejo maletín amarillo. Los autos pasan frente a mí, la gente camina entre risas y conversaciones amenas mientras que yo solo puedo sentir miedo e incertidumbre. ¿Dónde dormiré esa noche? ¿Tendré que hacerlo en la banca donde estoy sentado?

Dejo salir un suspiro sonoro, alzo mi cabeza e intento con todas mis fuerzas no llorar. De nada sirve el hacerlo, no es como si todo en mi vida se arreglara con el simple hecho de llorar. Aun así, las traidoras lágrimas se precipitan por mis mejillas y los sollozos me ahogan, lloro sin poder evitarlo.

Metido en mi llanto no me percato de que alguien se me había acercado hasta que escucho su voz casi sobre mi oreja.

—Te conozco —dijo una agradable voz ronca y masculina—. Eres el nerd de programación ¿Midoriya Izuku? Verte me trae recuerdos de la universidad.

Descubro mis ojos, no sé en qué momento los cubrí con mis manos, y miro al hombre de cuclillas frente a mí. No le conozco realmente, pero reconozco su rostro y su cabello rubio cenizo, aunque lleve puesto un tapabocas y una gorra negra. Es un actor que alcanzó una gran fama en el último año debido a una popular serie de superhéroes.

—¿Qué te pasó nerd? —me pregunta el actor mientras sus atrayentes ojos rojos escudriñan mi rostro.

—Hace una semana me echaron del trabajo por culpa de una hija de puta a la que le caigo mal, me quedé sin dinero —digo entre sollozos sin poder evitarlo—, no he comido desde el día de ayer y no pude pagar el arriendo porque no me remuneraron el trabajo del mes, así que me sacaron del apartamento.

Sigo llorando casi a los gritos, ya no me importa nada. ¿Qué más da la dignidad cuando se tiene hambre y frío? Al menos me sentiré más liviano al terminar.

—Veo que te persigue la desgracia pequeño nerd —comenta el hombre—. Y eso que he escuchado maravillas de ti, supongo que ser bueno no garantiza una buena vida.

—Ser malo es peor, yo solo fui acusado injustamente, pero casi me lleva la policía.

—¿Qué te pasó?

—La desgraciada de Himiko se robó dinero de la caja y luego dijo que fui yo.

—Supongo que eso debe sentirse como una patada en las pelotas. —El hombre me vio detenidamente por unos momentos antes de volver a hablar—. Soy Katsuki. ¿Me juras que no fuiste tú el del robo?

—¡No fui yo! —grito ya furioso—. No robaría a nadie, aunque tenga mucha necesidad, nada bueno sale de eso.

Hay un silencio un poco incómodo, Katsuki parece estar pensando en algo de suma importancia, su ceño está fruncido y su mirada perdida en el suelo.

—Mira, te tengo una oferta para ti pequeño nerd desafortunado.

Veinte minutos después me encuentro en un lujoso apartamento en el centro de la ciudad esperando con nervios lo que me piensa decir Katsuki.

Este baja las dos cajas que me ayudó a cargar hasta allí y luego se dirige a la gran sala de concepto abierto que nos saluda. Parece que toma aire antes de voltear a verme, tiembla un poco, pero en sus ojos no veo miedo o nervios, más bien brillan con algo parecido a la emoción.

—¿Aún estás estudiando? —pregunta mientras agarra los bordes de su chaqueta.

—Estoy en mi último año —contesto a su pregunta calmadamente.

—Bien.

De nuevo hay silencio mientras él piensa en algo, parece que calculara múltiples cosas en su mente antes de volver a verme de la cabeza a los pies para luego asentir.

—Te dejaré vivir aquí, te daré comida y una mesada para que compres lo que necesites —dice de repente dejándome sorprendido.

Eso sería genial, no tendría que preocuparme por nada más que estudiar y obtener mi título, sin embargo, siento que esto es demasiado bueno para ser verdad. ¿Qué ganaba él con ayudarme?

—¿Qué quieres a cambio? —pregunto con duda—. ¿Quieres que arregle tu apartamento, que cocine o las dos cosas?

Aquella es la idea más sensata, nadie da nada gratis, debe haber algo de por medio, alguna retribución.

—Tienes razón, quiero algo a cambio —afirma mientras se acerca a un sofá y se agacha para tomar un objeto—. Es algo simple.

Yo lo miro extrañado mientras se endereza sosteniendo una correa verde entre sus manos temblorosas y luego me contempla con ojos anhelantes.

—¿Qué quieres de mí? —pregunto preocupado al reconocer aquello entre sus manos.

—Quiero que seas mi mascota, Deku.

Hola, está historia ya la habrán visto muchos, pero decidí dejarla aquí para que disfruten

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Hola, está historia ya la habrán visto muchos, pero decidí dejarla aquí para que disfruten.

Esta no será de un capítulo, quiero hacerla más larga, pero no de momento porque tengo muchas historias en curso así que por ahora solo lo pondré aquí.

Si ven algún error por favor dígamelo eso me ayuda mucho.

Gracias por leer y no siendo más nos leemos en la siguiente actualización o en otra de mis historias.

Los quiero.

Cuando me gana el insomnioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora